jueves, 16 de diciembre de 2010

Venezuela: ¡Fin de la Democracia!




Para quien pueda leer esto, en cualquier parte del mundo, le agradezco difundir por las vías a su alcance, si su conciencia es la de un ser humano solidario con las ideas de libertad, democracia y respeto por los derechos humanos.
Sé que la solidaridad entre los estados no existe, que sólo existen los intereses, pero aun creo que los ciudadanos de los países libres y democráticos deben obligar a sus estados a no permitir la ocurrencia de violaciones de los derechos y a la implantación de dictaduras en otros países. Si la comunidad internacional pudiera ver esto como una verdadera obligación, el mundo sería un mejor lugar para muchos que hoy padecen satrapías y totalitarismos y otros que estamos haciendo el camino a marchas forzadas...

Soy ciudadano de un país con una rica historia libertaria, la patria de Simón Bolívar, El Libertador; así llamado por su gesta de emancipación de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Venezuela de la monarquía española en el siglo XIX. País que con sus altas y sus bajas había venido transitando la ruta democrática desde la caída del penúltimo dictador, Marcos Pérez Jiménez en 1958, construyendo una sociedad con altos índices de migración social de los estratos bajos hacia la clase media. No obstante esto y especialmente desde finales de los 70's, por malos manejos de la economía, corrupción administrativa y un divorcio de la realidad de los políticos acerca de las condiciones de los estratos más pobres y de un nivel de exigencia cada vez más grande de la clase media, comenzó un proceso de descomposición social y de descrédito hacia las clases gobernantes.

Un paquete económico de shock, la rabia acumulada de la gente, y la capitalización de esta por parte de intereses, aun no formalmente probados pero que, a la sazón de lo que hoy vemos, se podría inferir que la mano de Fidel Castro, a través de grupos de izquierda venezolana, estuvo allí metida, dieron origen al episodio conocido como "el caracazo" en el año 1989; revuelta popular detonada por un incremento en el costo del pasaje en el transporte público, que derivó en saqueos generalizados en Caracas y algunas otras ciudades, con alto número de pérdidas humanas y económicas.

En febrero de 1992, un grupo de militares se levanta en armas contra el gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez, alegando que se trataba de una rebelión en contra de la corrupción, del olvido de los pobres, de las malas políticas económicas, del derroche de las clases dirigentes, etc. La rebelión o golpe de estado fue sofocada y los militares encarcelados. Hubo más de un centenar de muertes, según las crónicas de la época. El cabecilla de la rebelión era el teniente coronel Hugo Chávez Frías, quien se rindió en el museo militar, adyacente al palacio de gobierno; dicen los enterados y lo mencionaba con frecuencia el historiador recientemente fallecido, Don Manuel Caballero, que este rehuyó entrar en batalla contra la guardia presidencial. Sin embargo tuvo unos minutos para hablar en televisión y declarar su rendición y el fin de la intentona armada y esto parece haber marcado el rumbo de la historia.

Los militares que dieron el golpe de estado sólo estuvieron en la cárcel dos años ya que recibieron indulto presidencial por parte de Rafael Caldera, quien había llegado de nuevo a la presidencia cabalgando sobre un discurso en el cual justificaba los actos de rebelión, sin siquiera prever la inhabilitación política que en estos casos procede contra quienes atentan contra la democracia por vías de hecho.


Luego de salir de la carcel y con el auspicio de sus viejos compañeros de izquierda y con el absurdo apoyo de mucha gente de medios de comunicación, empresarios e intelectuales, comenzó su labor proselitista teniendo como objetivo las elecciones presidenciales del año 1998, las cuales gana con una sólida votación.

Como preludio de lo que vendría, al momento de recibir la banda presidencial de manos de su salvador, Rafael Caldera, y jurar como nuevo presidente de la república, dijo: "Juro ante esta moribunda constitución..."

Apenas un año después, el abogado, político, historiador y editor, Jorge Olavarría, actuando como orador de orden en el Congreso Nacional con motivo de la celebración del día de la independencia y con Chávez presente, advertía sobre las tendencias autoritarias del gobierno y los peligros que avizoraba para la democracia venezolana, a pesar de haber apoyado a Hugo Chávez al principio:


Su intervención fue una especie de profecía que Dios le salvó de ver realizada a plenitud al fallecer en el año 2005.

Desde entonces, el devenir de los venezolanos se ha convertido en una constante angustia por la actuación de un hombre que investido de poder constitucionalmente y bajo la tutela del sátrapa cubano, Fidel Castro, se ha dedicado, manipulando los mecanismos de la democracia, a destruir la democracia.

Narrar todos los eventos que han marcado nuestras vidas desde entonces requeriría escribir un libro; de hecho ya hay muchos que lo hacen. Lo que hoy me trae hasta estas líneas es la perentoriedad de nuestra urgencia y esta debe ser expresada de forma breve y concisa.

Nuestro país está prácticamente en ruinas. Si consideramos que en estos doce años de gobierno, por concepto de la renta petrolera han ingresado mas de 950 mil millones de dólares esto no debería ser así. Pero las políticas económicas de tierra arrasada contra el sector privado, la ineficiencia y la corrupción y los cuantiosos regalos, en millones de dólares, que el presidente ha repartido para comprar adhesiones y expandir su "revolución" a países como Ecuador, Bolivia y Nicaragua, así lo han determinado. La inversión social se ha limitado a paños de agua tibia llamados "misiones", que no son más que dádivas clientelistas para mantener a los sectores más necesitados dependiendo de papá Chávez. No hay solución a los grandes problemas como la salud, vivienda, servicios públicos o inseguridad personal. Las vías terrestres de todo el país son un canto a la desidia gubernamental y mantener un vehículo en buenas condiciones ya es un gasto que la clase media no puede soportar, amen de la falta de repuestos porque ni se fabrican en el país ni se pueden importar debido al control de cambios de divisas.

El 26 de septiembre hubo elecciones parlamentarias y la oposición logró, pese a haber sacado el 52% de los votos, 67 escaños, mientras que el gobierno con el 48% de los votos logró 98...Que cómo es esto posible? Pues, ni el propio presidente de la república lo pudo responder cuando la periodista Andreína Flores de Radio Francia le preguntara sobre el particular:


El mes de noviembre fue, meteorológicamente hablando, atípico. El volumen de lluvias fue bestial y los daños en una gran parte del país también lo fueron. Personas fallecidas, casas destruidas, miles de damnificados, siembras y animales perdidos. Algunos estiman que las perdidas están por encima de los 15 mil millones de dólares, más de la mitad de las reservas internacionales de Venezuela. Pero no fue sólo eso lo que se perdió, que ya es triste y lamentable; también se perdió el último vestigio de vergüenza, se cayó el último pedazo de la máscara de un gobierno que no parece tener otro propósito que la destrucción de la nación.

En lugar de convocar a un pacto de tregua política, a una concertación de todas las fuerzas de la sociedad para superar la tragedia, ha arremetido con más fuerza que nunca hacia la radicalización de su proyecto comunista, ¡usando perversamente a los afectados como excusa!
En primer lugar, los organismos oficiales tardaron 48 horas en tomar iniciativas para intervenir ante la crisis y la actuación del presidente parecía más la de un candidato en campaña que la de un jefe de estado realmente preocupado por resolver eficientemente los ingentes problemas de los afectados, entre los cuales muchos eran residentes de zonas de alto riesgo que habían resultado damnificados el la tragedia de Vargas en el año 1999, ¡ y que aun no habían recibido respuesta del gobierno ante su pérdida, diez años después!

El presidente se dedicó en las primeras de cambio a polemizar y tratar de empañar la labor de los gobernadores y alcaldes con marcado énfasis en Enrique Capriles Radonsky, mandatario del estado Miranda, quien con el agua a la cintura desde un primer momento estuvo con su gente día y noche buscando paliar la catástrofe de pueblos inundados en casi todo el estado. Las actuaciones de Chávez estuvieron signadas por la pugna y la continuación de su siembra de odios llamando a los afectados a invadir propiedades, con el ya cansón ritornelo de los ricos y los pobres, el imperio, los burgueses y el resto del discurso básura que encamina a nuestro país a la ignominia de una guerra civil.

Ya para terminar, el colofón de esta arremetida, que estimamos es su respuesta a la pérdida de la supremacía en las elecciones pasadas y al no haber logrado la mayoría calificada para seguir aprobando leyes a troche y moche, con lo cual seguir confeccionando su dictadura constitucional, ha sido la incalificable actuación de los diputados salientes, con las honrosas excepciones de los del partido Podemos y el Frente Parlamentario Humanista. Estos impresentables individuos, siguiendo perrunamente las órdenes de su jefe están aprobando leyes contrarias a la constitución, al estado de derecho, antes de que expire su mandato para acelerar la implantación del estado comunista, dando incluso una habilitante al presidente para que "dicte" leyes durante un año en casi todas las áreas de la vida nacional, con la excusa de la emergencia por las lluvias, aunque esta asamblea expira el cinco de enero de 2011, lo cual de facto es un golpe de estado ya que sencillamente desdeña el mandato del soberano inhabilitando a la asamblea recién electa.

Además de la polémica habilitante, los ilustres diputados están a escasas horas de aprobar otra petición de Hugo Chávez, la modificación de la ley RESORTE, regulatoria de la radio y la televisión, ¡para hacerla extensiva a la internet!, tal como Cuba, China, Corea del norte, etc.
El régimen no soporta la crítica, el régimen no soporta la realidad; prefiere vivir en la ilusión de su aparato de propaganda, de su Everest de mentiras, de su sueño de un comunismo redivivo que al fin sea la panacea de todos los males del hombre. Al régimen le molestan los comentarios de la gente en Facebook o Twitter, los foros de discusión política en los que se habla de corrupción con nombres y apellidos y en los que se señala, por ejemplo, a la misma familia del presidente como poseedora de fortunas injustificables o a las declaraciones de medios y figuras internacionales en las que se hacen señalamientos sobre narcotráfico y conexiones con el terrorismo mundial. ¡Hay que matar al mensajero!

Es por ello que, antes de que corten el acceso libre y controlen los contenidos en la red, he querido hacer esta somera relación de cosas sobre lo que en mi país sucede. Tal vez no es solidaridad lo que busco, cada vez parece más escasa; sino descargar un poco la tensión que esta cadena de eventos, en infernal sucesión, me ocasionan.

Si has llegado hasta aquí, gracias, muchas gracias. Si estás dispuesto a hacer algo más, lo que sea que creas que puede aportar un grano de arena, entonces hazlo; la Divina Providencia así lo quiera.

José Bianco.



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