Mucho cuidado si en este preciso brete en que se encuentra el país, a algún “iluminado” se le ocurre tumbar al gobierno...o siquiera intentarlo.
¿Quién sería el beneficiario? ¡Pues nada menos que el mismísimo Chávez y sus secuaces!
Si lo tumbaran, llanamente le harían el grandísimo favor de quitarle de las manos la papa caliente que lo está quemando. ¡No señor!.
Un golpe lo liberaría y no se vería obligado a responder y enfrentar, con todas sus consecuencias, sus errores, sus desatinos, su incapacidad, su improvisación y su corrupción. No tendría que pensar en agenciar soluciones, no tendría que asumir responsabilidades, no tendría que enfrentar los descontentos ni las manifestaciones populares, no tendría que despedir incapaces ni encarcelar corruptos, no tendría que responder por lo que le dio a otros países a costa del nuestro. No le harían falta ni el Niño ni el imperio. No tendría que reconocer ni un solo error.
La liberación total.
Si por otro lado “intentaran” tumbarlo y fallaran, le darían en bandeja todas las excusas para utilizar el aparato represivo del estado de manera abierta, justificada y lo que es peor, legal. Todavía tiene en nómina a Insulza en la OEA para ayudarlo en el propósito y los venezolanos, me perdonan, visto está que no tenemos ni una pizca de la hombría hondureña. Nos volveríamos un guiñapo tratando de justificarnos ante el mundo en lugar de enfrentarlo como lo hizo el minúsculo pero gigante país centroamericano.
Un intento fallido le daría gasolina para purgar la timorata pero presente disidencia interna, un intento fallido le permitiría reventar a las organizaciones democráticas y a sus líderes. Perderíamos hombres y mujeres valiosos en una nueva andanada de exilados políticos. Se ampararía en la Seguridad del Estado para lavarse la cara internacionalmente justificando las persecuciones, iría por el mundo, como lo hizo a partir del 2002 denunciando a los golpistas pero castigándonos a todos por la acción de un grupete de incapaces que, como los del 11-A dieron al traste con la gesta ciudadana por sus cobardías y sus mezquindades.
Pero ¿saben qué es lo grave si fallaran? ¿lo objetivamente dramático? que seguiríamos igualito sin luz, sin agua, sin seguridad. Sin hospitales, sin escuelas. Sin carreteras. Sin justicia. Sin industrias. Sin progreso. Sin divisas. Sin producción. Sin división de poderes. Con inflación y desabastecimiento. ¡Y con Chávez en el poder!
Nada de lo que nos está ocurriendo en términos de servicios y con la devaluación es casual. Está fríamente previsto y calculado contando simultáneamente con nuestra demostrada tibieza o con nuestra galopante e improductiva fanfarronería
Eso me grita mi obstinado sentido común.
Que las feroces medidas de racionamiento se anunciaran con la ligereza que lo hicieron, como si anunciaran que en Guasdalito nacieron trillizos, sin organizar con alcaldes y gobernadores la implantación de las medidas alternativas que están afectando a 26 millones de venezolanos, es señal de que la medida no es tan improvisada como quieren hacer parecer los opositores estomacales. Que anunciaran la devaluación guillaítos por ese VTV que no ve nadie cuando este país se ha calado en cadena nacional los cuentos de sus tripas constipadas, lo confirma.
Este gobierno no da puntada sin hilo.
Quieren exacerbarnos para que nosotros hagamos lo que a ellos les conviene que hagamos. Quieren que nos distraigamos con la forma y no con el contenido.
Para que seamos nosotros mismos los que los saquemos del brete y en intentándolo por el camino equivocado, nos hundamos mas profundo en esta revolución que nos retrotrajo, a paso de vencedores, a la totuma, la vela y la caverna.
Y si alguien lo va a tumbar, mas vale que tenga clarísimo, antes de hacerlo, cómo va a resolver el asunto del agua, de la luz, de la inseguridad. Más vale que no se ponga a improvisar y a ofrecer lo que no podrá dar. Los daños inflingidos a nuestro país, demorarán 15 años en ser resueltos. Chávez en la oposición sería formidable y créanme, no sería tan medroso en sus acciones como hemos sido en la oposición. Sería un desestabilizador permanente y un nuevo gobierno fracasaría en cuestión de horas. Ese sería su sueño dorado... Y nuestra condena eterna.
Cuando hace meses hablé del Día Después eso también entraba en la ecuación. Los daños de la revolución tomará años resolverlos y mas vale que estemos claros en ello y los líderes se lo digan al país. No habrá milagros y ¡ no! no queremos a Chávez haciendo oposición.
Chávez, el chavismo y los chavistas, tienen que acabarse y consumirse desde sus propias entrañas. Roídos en su médula por su propio cáncer de incapacidades, corrupción y resentimientos. Los chavistas deben ser los mismos que renuncien y entierren el chavismo. Para que de ellos solo quede el recuerdo amargo y la experiencia infausta que nos prevenga de otro falso mesías. Para que a nadie quede la duda de que Chávez teniéndolo todo, todo lo arruinó.
En estos días circulaba una nota llamando a un Paro. ¡Dios libre! Tiene todas las trazas de provenir del laboratorio oficialista. Para que nosotros le hagamos la tarea.
No señores. Que nadie lo tumbe y que nadie lo intente. Que crezca el descontento, que se multipliquen los reclamos, que ruja desde la profundidad del mismo averno que lo trajo la succionadora que acabe con esta revolución resentida e incompetente. Que los ahoguen los reclamos, que los abrumen las protestas, que los culpables se vean señalados y execrados por sus pares revolucionarios, que no tengan dónde esconderse ni argumentos con los cuales justificarse. Que el chavismo se queme con la papa caliente que él mismo se agenció y de él queden solo cenizas...para tirarlas al Guaire de la Farías.
¡Cuidaíto y lo tumban...!
Anónimo, recibido via correo electrónico.
¿Quién sería el beneficiario? ¡Pues nada menos que el mismísimo Chávez y sus secuaces!
Si lo tumbaran, llanamente le harían el grandísimo favor de quitarle de las manos la papa caliente que lo está quemando. ¡No señor!.
Un golpe lo liberaría y no se vería obligado a responder y enfrentar, con todas sus consecuencias, sus errores, sus desatinos, su incapacidad, su improvisación y su corrupción. No tendría que pensar en agenciar soluciones, no tendría que asumir responsabilidades, no tendría que enfrentar los descontentos ni las manifestaciones populares, no tendría que despedir incapaces ni encarcelar corruptos, no tendría que responder por lo que le dio a otros países a costa del nuestro. No le harían falta ni el Niño ni el imperio. No tendría que reconocer ni un solo error.
La liberación total.
Si por otro lado “intentaran” tumbarlo y fallaran, le darían en bandeja todas las excusas para utilizar el aparato represivo del estado de manera abierta, justificada y lo que es peor, legal. Todavía tiene en nómina a Insulza en la OEA para ayudarlo en el propósito y los venezolanos, me perdonan, visto está que no tenemos ni una pizca de la hombría hondureña. Nos volveríamos un guiñapo tratando de justificarnos ante el mundo en lugar de enfrentarlo como lo hizo el minúsculo pero gigante país centroamericano.
Un intento fallido le daría gasolina para purgar la timorata pero presente disidencia interna, un intento fallido le permitiría reventar a las organizaciones democráticas y a sus líderes. Perderíamos hombres y mujeres valiosos en una nueva andanada de exilados políticos. Se ampararía en la Seguridad del Estado para lavarse la cara internacionalmente justificando las persecuciones, iría por el mundo, como lo hizo a partir del 2002 denunciando a los golpistas pero castigándonos a todos por la acción de un grupete de incapaces que, como los del 11-A dieron al traste con la gesta ciudadana por sus cobardías y sus mezquindades.
Pero ¿saben qué es lo grave si fallaran? ¿lo objetivamente dramático? que seguiríamos igualito sin luz, sin agua, sin seguridad. Sin hospitales, sin escuelas. Sin carreteras. Sin justicia. Sin industrias. Sin progreso. Sin divisas. Sin producción. Sin división de poderes. Con inflación y desabastecimiento. ¡Y con Chávez en el poder!
Nada de lo que nos está ocurriendo en términos de servicios y con la devaluación es casual. Está fríamente previsto y calculado contando simultáneamente con nuestra demostrada tibieza o con nuestra galopante e improductiva fanfarronería
Eso me grita mi obstinado sentido común.
Que las feroces medidas de racionamiento se anunciaran con la ligereza que lo hicieron, como si anunciaran que en Guasdalito nacieron trillizos, sin organizar con alcaldes y gobernadores la implantación de las medidas alternativas que están afectando a 26 millones de venezolanos, es señal de que la medida no es tan improvisada como quieren hacer parecer los opositores estomacales. Que anunciaran la devaluación guillaítos por ese VTV que no ve nadie cuando este país se ha calado en cadena nacional los cuentos de sus tripas constipadas, lo confirma.
Este gobierno no da puntada sin hilo.
Quieren exacerbarnos para que nosotros hagamos lo que a ellos les conviene que hagamos. Quieren que nos distraigamos con la forma y no con el contenido.
Para que seamos nosotros mismos los que los saquemos del brete y en intentándolo por el camino equivocado, nos hundamos mas profundo en esta revolución que nos retrotrajo, a paso de vencedores, a la totuma, la vela y la caverna.
Y si alguien lo va a tumbar, mas vale que tenga clarísimo, antes de hacerlo, cómo va a resolver el asunto del agua, de la luz, de la inseguridad. Más vale que no se ponga a improvisar y a ofrecer lo que no podrá dar. Los daños inflingidos a nuestro país, demorarán 15 años en ser resueltos. Chávez en la oposición sería formidable y créanme, no sería tan medroso en sus acciones como hemos sido en la oposición. Sería un desestabilizador permanente y un nuevo gobierno fracasaría en cuestión de horas. Ese sería su sueño dorado... Y nuestra condena eterna.
Cuando hace meses hablé del Día Después eso también entraba en la ecuación. Los daños de la revolución tomará años resolverlos y mas vale que estemos claros en ello y los líderes se lo digan al país. No habrá milagros y ¡ no! no queremos a Chávez haciendo oposición.
Chávez, el chavismo y los chavistas, tienen que acabarse y consumirse desde sus propias entrañas. Roídos en su médula por su propio cáncer de incapacidades, corrupción y resentimientos. Los chavistas deben ser los mismos que renuncien y entierren el chavismo. Para que de ellos solo quede el recuerdo amargo y la experiencia infausta que nos prevenga de otro falso mesías. Para que a nadie quede la duda de que Chávez teniéndolo todo, todo lo arruinó.
En estos días circulaba una nota llamando a un Paro. ¡Dios libre! Tiene todas las trazas de provenir del laboratorio oficialista. Para que nosotros le hagamos la tarea.
No señores. Que nadie lo tumbe y que nadie lo intente. Que crezca el descontento, que se multipliquen los reclamos, que ruja desde la profundidad del mismo averno que lo trajo la succionadora que acabe con esta revolución resentida e incompetente. Que los ahoguen los reclamos, que los abrumen las protestas, que los culpables se vean señalados y execrados por sus pares revolucionarios, que no tengan dónde esconderse ni argumentos con los cuales justificarse. Que el chavismo se queme con la papa caliente que él mismo se agenció y de él queden solo cenizas...para tirarlas al Guaire de la Farías.
¡Cuidaíto y lo tumban...!
Anónimo, recibido via correo electrónico.
