sábado, 9 de mayo de 2015

Venezuela: ¡Perversidad en grado de excelencia!

El artículo que anexo a continuación es una síntesis macabra de lo que ocurre en Venezuela. ¿Cómo se puede explicar que un Gobierno haga esto? No existe referencia alguna de racionalidad, de responsabilidad con las funciones del Estado que justifique tamaña distorsión social, rayana en crimen de Lesa Humanidad. 

Y es así como se está manejando todo en mi desgraciado país, porque lo que ha hecho el castrochavismo con Venezuela es eso, desgraciarla a niveles impensables, en lo económico, lo moral, lo social, en la aplicación de justicia, en la autoestima misma de cada venezolano de bien.

¿Es parte del "plan"? ¡Perversidad en grado de excelencia!



SANTUARIOS DE DELINCUENTES PROTEGIDOS POR EL RÉGIMEN: “Zonas de paz” encubren reinado de terror del hampa

  facebook   twittear   
eMail
DolarToday / May 8, 2015 @ 4:00 pm
Los constantes episodios de violencia que ocurren en los complejos urbanísticos desarrollados por el Gobierno venezolano del programa Misión Vivienda, o la zozobra permanente en la que viven los habitantes de las “Zonas de Paz” instauradas por el Ministerio del Interior, pueden atribuirse a hechos cotidianos que ocurren como consecuencia de los altos índices de violencia que hay en toda Venezuela; sin embargo, la realidad se esconde detrás de mecanismos de control social que ha implementado el Gobierno venezolano, en los cuales se les ha permitido a grupos delictivos que sean los que establezcan normas de convivencia al margen de las leyes.
panampost.com / Thabata Molina
La masacre ocurrida el pasado 26 de abril en el complejo urbanístico Lomas de Guadalupe II, en Ocumare del Tuy, a una hora de Caracas (en una “Zona de Paz”), donde fueron asesinadas diez personas que se encontraban en una fiesta, mostró al país el verdadero rostro de la anarquía y la impunidad instaurada en estas áreas protegidas por el Gobierno venezolano.
Los diez asesinados (seis de ellos de una misma familia) y tres heridos, fueron separados del resto de los asistentes a la fiesta por los pistoleros y luego masacrados sin piedad, en una balacera que duró 20 minutos. El urbanismo, que congregaba a 60 familias, quedó prácticamente vacío después del hecho, porque los exresidentes tienen miedo a las bandas criminales que operan en la zona.


No solo fueron estas 10 víctimas en un mismo episodio, sino que al día siguiente, un funcionario de la Guardia Nacional Bolivariana fue asesinado por la explosión de una granada, en pleno operativo que realizaban en otro complejo de Misión Vivienda, conocido como Betania II, para hallar a los homicidas que participaron en la masacre.
¿Cómo empezó todo esto?
En septiembre de 2013 se comenzó a hablar de las ahora famosas “Zonas de Paz”, implementadas en los municipios con los índices delictivos más altos del estado Miranda, en el centro de Venezuela, como parte del “Movimiento Por la Paz y la Vida”, impulsado por el Gobierno de Nicolás Maduro. Se decía que la intención era desmovilizar a las bandas delictivas de la zona, a fin de incorporarlos a la sociedad, a través del trabajo comunitario y el desarme voluntario.
El discurso oficial pretende ahora hacer ver que no existen tales “territorios de Paz”, a pesar de que durante los últimos 18 meses, José Vicente Rangel Ávalos, viceministro de Política Interior y Seguridad del Ministerio de Relaciones Interiores ha hablado en reiteradas oportunidades sobre el trabajo que supuestamente estaba realizando su despacho en estas localidades.


En un informe elaborado a finales de 2014 por el Grupo Antiextorsión y Secuestros de la Guardia Nacional, los militares advertían que en el área de Barlovento, en el estado Miranda, estas zonas de paz se habían vuelto “campo de actuación criminal”, a consecuencia de las constantes restricciones que tienen los organismos de seguridad del Estado de hacer procedimientos e investigaciones en estos sectores delimitados por las autoridades del Ministerio de Relaciones Interiores. El informe señala la existencia de por lo menos seis bandas delictivas dedicadas a la extorsión, el secuestro, narcotráfico y sicariato en esa zona, que está a menos de cien kilómetros de la capital.
A su vez, el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas, que es la principal policía de investigación criminal de Venezuela, también recibió órdenes directas de no realizar procedimientos en las Zonas de Paz. En un comunicado enviado a los funcionarios se les ordenó que, en caso de que ocurra alguna irregularidad en estas áreas protegidas, solo deben ser notificadas a la superioridad.
Estas medidas fueron ordenadas a consecuencia de lo ocurrido en enero de 2014, cuando un grupo de delincuentes, conocidos como “Los Orejones”, tomaron el pueblo de Ocumare del Tuy y amenazaron con atacar la sede del Cicpc, después que tres de sus integrantes fueran ultimados en un procedimiento con la policía científica. Los delincuentes cercaron la entrada al pueblo y con sus armas largas amedrentaron a los habitantes y comerciantes de la población, sacaron a los niños de los colegios y amenazaban con arremeter contra los cuerpos de seguridad.
“Esto se va poniendo cada vez peor; los medios que utiliza el Gobierno y que para controlar a los delincuentes son pura pantalla, porque por debajo lo que hay es apoyo al crimen. Las zonas de paz son auténticos refugios de malandros, que solo han servido para el aumento de la delincuencia. De eso puede dar fe cada una de las policías de esas zonas y la gente que vive ahí. Esa es una prueba de la protección del delito por parte del Estado”, expresó el padre Alejandro Moreno, quien es psicólogo y doctor en Ciencias Sociales con más de 30 años de experiencia en trabajo social en barrios de Caracas.
En principio se dijo que lo que se buscaba con las “Zonas de Paz” era evitar los enfrentamientos entre bandas delictivas. Se trataba de una especie de pacto de no agresión entre grupos, con la intención de reducir la cantidad de homicidios en esas áreas. Sin embargo, al prohibírseles a los cuerpos policiales la realización de operativos en estos lugares, las bandas criminales dejaron de enfrentarse entre ellas, pero continuaron azotando a sus comunidades.
“¿La gente del Gobierno pensó que con un discurso de amor y paz iba a apaciguar la violencia? Lo que hicieron fue crear espacios para resguardar más delincuentes. Esas zonas de paz son solo un refugio de criminales a los que no tiene acceso la policía”, expresó Javier Gorriño, exfuncionario de la antigua Policía Técnica Judicial.
Tanto Gorriño como otros expertos han señalado que el Gobierno utiliza la violencia de los delincuentes para cohibir a la población de protestar. El secretario de la opositora Mesa de la Unidad Democrática, Jesús Torrealba, señala que “los colectivos (grupos paramilitares prooficialistas) apoyan al Gobierno cuando el Goblos llama, y mientras no los llaman, con las armas que les dio el Gobierno, roban y matan a la población”.+
Desde la cárcel para la sociedad
La misma ola de violencia de las zonas de paz se replica con regularidad en las estructuras de Misión Vivienda. La falta de control y supervisión dentro de esas comunidades ha hecho que prolifere la estructura de organización idéntica a la que impera en las cárceles venezolanas, donde un “pran” o líder se impone, se hace acompañar de un grupo armado y someten a los habitantes de los edificios.
“Es que la estructura de las cárceles está pasando a la sociedad. Todo parece un plan del Gobierno, donde se les va dando poder a estos “pranes”, que normalmente están vinculados del alguna manera al poder del Gobierno, para que sometan a la gente. Ellos no hacen nada por eliminarla, sino que más bien las organizan”, expresó Moreno.
No es casual que justamente de un urbanismo de Misión Vivienda ubicado en el oeste de Caracas hayan vivido los delincuentes que asesinaron al diputado oficialista Robert Serra en octubre de 2014, después que su escolta Edwin Torres los contratara para tal fin. En esos mismos edificios (con unos 500 apartamentos cada uno, los más grandes de la Misión Vivienda en Caracas) y conocidos popularmente como “Rodeo I” y “Rodeo II”, en alusión a dos cárceles del estado Miranda, desde que fueron inaugurados en 2013 han ocurrido múltiples homicidios, allanamientos y enfrentamientos entre las bandas que allí operan.
De acuerdo con el diario venezolano El Nacional, solo durante los primeros 4 meses del 2014, han ocurrido 19 homicidios en distintos complejos de la Misión Vivienda en el área Metropolitana de Caracas. Estos hechos se han vuelto recurrentes en urbanizaciones construidas por el “chavismo”, donde la cotidianidad de sus habitantes incluye homicidios, tráfico de drogas y conflictos hasta por el control de los apartamentos.+
“No hubo ningún tipo de control sobre la gente que iba a vivir en esos apartamentos. Se le entregaron a cualquiera y poco a poco se fueron llenando de delincuentes. Ahí –en Misión Vivienda- hay gente que no está contenta con eso, que son sometidos por las bandas, que tienen que pagarles por seguridad a esos grupos de delincuentes que controlan todo, igual como sucede en las cárceles del país, que les cobran a los presos por respirar”, advirtió Gorriño.
El experto señaló que en el caso de los complejos habitacionales construidos por el Gobierno venezolano, la prohibición de las policías de entrar a estos edificios es un pacto similar al que las autoridades del Ministerio de Servicios Penitenciarios tienen con los pranes en las cárceles.
“Mientras ellos mantengan ‘la paz’ dentro de los penales, nadie se acuerda que existen los pranes. Lo mismo pasa en Misión Vivienda, mientras esos malandros se encarguen de mantener a la gente controlada y sometida, no habrá ninguna autoridad que entre a esos edificios a buscarlos”, dijo.
Todavía falta ver si verdaderamente se ejecuta la orden que fue dada por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, de “sacar de los apartamentos de los complejos de Misión Vivienda a todas aquellas personas que estén implicadas en la comisión de algún delito”, luego de que se cometieran los diez homicidios en Ocumare del Tuy.

miércoles, 6 de mayo de 2015

Empeora la desgracia de Venezuela

CREDITO: 
Enrique Campos Suárez

A Venezuela hay que verla con la conmiseración necesaria ante un pueblo que sufre de una pobreza autoinfligida por esa generación de gobernantes iluminados que ha fracasado rotundamente, pero que hoy no hay manera de sacar del poder.
Pero por más lejanos que nos sintamos de la terrible realidad de ese país, a Venezuela hay que verla también como un ejemplo de lo que no debemos nunca más repetir en este país.
Y es que hoy no son pocos los que a pesar de la evidente desgracia del pueblo venezolano alaban el modelo de socialismo bolivariano que ha destruido la economía y las esperanzas de los venezolanos.
No sólo eso, proponen que México adopte un modelo similar al venezolano y cuando les pides que justifiquen el rotundo fracaso aseguran que todo es culpa del complot y sabotaje de los oligarcas e imperialistas que se confabulan para descarrilar al socialismo del siglo XXI, como le llaman.
La inflación en Venezuela es apenas un cálculo de los analistas, ante la ausencia de información oficial, pero parece cercana a 80%, con una caída esperada del Producto Interno Bruto este año de 7 por ciento.
Y esto que debería ser más que suficiente para hacer correcciones importantes, es por el contrario un motor para insistir en las decisiones autodestructivas.
En un país en donde más allá de la inflación el problema es la escasez, Nicolás Maduro decretó un aumento de 30% a los salarios. En primer lugar, al Ejército, que lo mantiene en el poder, y después a los mínimos y a los burócratas.
Hoy en Venezuela la escasez de productos tan básicos como el azúcar o la leche en polvo alcanza 80% y en el terreno de las medicinas llega hasta 95 por ciento.
Es un país, por ejemplo, donde no hay anticonceptivos ni preservativos, es un país entonces camino a generarse además problemas demográficos y de salud.
La falta de lo básico en Venezuela no es un asunto generado por la caída en los precios del petróleo, porque aun en los tiempos de los barriles del crudo venezolano en más de 100 dólares, ya no había una gran cantidad de bienes disponibles.
Es un modelo autoritario fracasado, es la visión mesiánica de un Nicolás Maduro que viaja a todo lujo y despilfarra mientras su gente muere de hambre.
La mejor opción que tiene Venezuela es dar un giro total a las políticas populistas de izquierda que terminaron con esa economía, pero ante lo complicado que se ve que los chavistas dejen el poder, lo que queda es que desde esa cúspide emprendan las medidas correctivas urgentes que salven a la población y en una de esas hasta su propio pellejo.
Devaluación de su moneda, reajuste monetario, un pacto antiinflacionario y respeto a los demás agentes económicos serían tan sólo algunas medidas emergentes de salvamento.
Desde el exterior se condena la injusta encarcelación de los opositores, pero hay poco que hacer para cambiar el destino económico de ese país. Tristemente, hay que esperar a que se presente una crisis humanitaria por la falta de alimentos, antes de que pueda haber una condena mundial.
Por lo pronto, Venezuela ahí está como el ejemplo que muchos políticos de la llamada izquierda mexicana nos ponen como el modelo a seguir. Es ahí donde más nos vale estar bien informados.

domingo, 5 de abril de 2015

Estar peor...

Recomiendo leer: "Estar peor", por Gonzalo Himiob Santomé
Fuente: http://runrun.es/opinion/contravoz/196161/estar-peor-por-gonzalo-himiob-santome.html

Estar peor por Gonzalo Himiob Santomé



L
a pastilla de jabón, delgada ya como una hoja, dijo su último adiós esa mañana. Se arrepintió inmediatamente del reproche que en su mente nació para su esposo, que se había levantado y bañado antes que ella. Ni siquiera los nuevos hábitos de baño que la crisis les había desarrollado le sirvieron para lograr que la breve espuma que logró le limpiase poco más allá de sus piernas y sus manos. No le quedaba champú, pero le quitó la tapa al envase y lo llenó con un poco de agua de la ducha, y tras batirlo un poco, logró algo parecido a una solución jabonosa que hizo el truco. Al menos hoy también saldría limpia de su casa. El pelo tendría que lavárselo en la peluquería, si es que allí tenían champú o enjuague. Por supuesto, sería mucho más costoso que hacerlo en casa, y como decimos acá “la masa no está pa´ bollos”, pero aunque no era de las que vivía metida en el salón de belleza, tampoco podía ir por la calle con la cabeza disfrazada de escoba. “Primero muerta…”, pensó, como buena venezolana, mientras iba a vestirse, pero al menos antes de salir a hacer mercado tendría el consuelo de un café… o eso creía.

La cesta de la ropa sucia estaba llena. La falta de detergente también había hecho de las suyas. Se habían puesto de acuerdo para lavar la ropa primero, una vez cada diez días, y luego, una vez cada dos semanas. El compromiso incluía distribuir las prendas de manera que ambos pudiesen repetirlas al menos una vez por semana. Para su esposo, hombre al fin, la cosa no era tan difícil, siempre se las había arreglado con sus dos pares de zapatos, unos marrones, otros negros, y con dos jeans y tres camisas que alternaba siempre con otro par de chaquetas que tenía desde que se conocían. Cuando salían, él tenía un pantalón beige que combinaba con una guayabera que nunca le dejaba mal. Siempre había sido un chiste privado entre ellos el que incluso cuando podían comprar prendas nuevas, él siempre elegía ropa muy similar, o idéntica, a la que ya tenía, pero incluso así, ella lo sabía, nunca lucía desaliñado. Con las mujeres, sin embargo, es distinto. Hurgó en las casi vacías gavetas de la ropa que le quedaba limpia y halló una vieja franela que hacía juego con el jean que se había puesto dos días antes. Encontró un lamentable consuelo en el hecho de que esa combinación no la había usado desde hacía un mes y en que ese pantalón en particular resaltaba muy bien sus bellas curvas. No se puso tacones. Su experiencia en las colas le recordaba que en estas el glamour debe medir unos cuantos centímetros menos, y de maquillaje solo se puso lo básico. El rímel, la base y el labial se habían convertido en bienes suntuarios, y tampoco era cosa de estarlos derrochando por ahí.
En la cocina su marido, sin rasurarse, la esperaba con una taza humeante y con una mueca en los labios. En la cafetera solo había podido poner una cucharada del café, que se les acabó también, y lo que brotó de ella, un líquido levemente oscurecido, no llegaba ni siquiera a remedo de guayoyo. Cuando estaban recién casados él, que con justicia presumía de barista y sabía de su delirio por el café, siempre la sorprendía con alguna deliciosa creación mañanera. En aquellos tiempos, no eran inusuales el macchiato, el espresso, el latte cremoso o algún otro aromático divertimento matutino que la energizaba y le robaba una sonrisa. Era una de las maneras que él tenía de demostrarle su amor, y a ella le encantaba.
Pero ahora la cosa se parecía más a una carrera de obstáculos: Cuando había café, no había leche, cuando había leche, no había azúcar, y cuando tenían leche y azúcar les faltaba el café. Tampoco ayudaba que las marcas que a veces hallaban en el mercado no tuviesen la calidad de las que antes rebosaban nuestros anaqueles. Algunas eran incluso hasta sospechosas, ajenas, raras. No hay creatividad que pueda con eso. Por un tiempo se mudaron al té, que sí se conseguía, pero el experimento no funcionó. No es lo mismo.
Las arepitas diarias habían pasado a ser un lujo dominguero, y a las areperas dejaron de ir cuando se dieron cuenta de que cada escapada les costaba casi un tercio de lo que valía un mercado básico. Desayunaron entonces unas tostadas con queso y salieron, ya lo sabían, a perder el día entre colas y tumbos, para ver si conseguían lo esencial para aguantar otra semana.
La cola en el automercado cercano a su casa ya casi le daba la vuelta a la manzana. Aparentemente, ese día venderían allí café, dos paquetes por persona, leche, uno por cabeza, y detergente, igual uno por compra. Con tristeza, porque los dos son ciudadanos conscientes, sabían que el hecho de que sus cédulas terminasen en el mismo número era una ventaja. Podían comprar para su hogar, los dos, lo que normalmente otros pueden comprar de manera individual en días distintos, si tienen suerte.
Apenas tomaron su puesto en la fila, resignados ya a su calvario cotidiano, un sujeto mal encarado se acercó para pedirles sus nombres y sus cédulas para anotarlos en una lista. Les dio un papelito y se fue. Luego de esto, otro se les acercó, sonriente, para venderles su “cupo”, muy cercano a la entrada, por 3000 bolívares. Otro les llegó un poco después pidiéndoles, con un dejo de amenaza, que firmaran contra el decreto de Obama. No aceptaron ni lo uno ni lo otro.
Cuando abrió el automercado esperaron tres horas más para llegar al sitio, vigilado por dos policías, en el que una muchacha que se daba aires de importancia decidía quién podía comprar los productos y quién no. Les volvieron a pedir la cédula y el papelito que les habían dado horas antes. La “inspección” de los documentos duró un poco más de lo normal, y las miradas que les dedicaban les hacían sentir como delincuentes, o como mendigos. La muchacha esperaba a alguien, probablemente al que les había pedido que firmaran para derogar el decreto de Obama, pero el tipo no apareció. Tras unos momentos de tensión, pasaron la prueba. Tomaron lo que les correspondía y, luego de otras compras menores, fueron a la caja a pagar.
Otra caja cercana, que según el letrero estaba “cerrada”, mostraba una breve y veloz fila de sujetos uniformados, militares y policías que, a todas luces, no habían tenido que aguantar las mismas penurias que ellos. A juzgar por los bultos que llevaban, tampoco estaban sometidos a las mismas limitaciones de los demás. Su esposo estalló, diciéndole a ella que eso era un abuso, y alzó la voz contra esa arbitrariedad. Era insoportable ser tenidos y tratados como ciudadanos de segunda, y así lo dijo a voz en cuello.
Un policía se le acercó, y en voz baja, pero afilada, le invitó a cerrar la boca, sugiriendo que podía ser detenido in fraganti por “desestabilizador”. Su esposa le pidió entonces, temerosa y humillada, que hiciera silencio. Él la miró a los ojos y, sabiendo que llevaba las de perder en este país en el que la ley y en Estado de Derecho son un chiste, calló. Les habían quitado hasta su dignidad. Ya no podían estar peor.

@HimiobSantome

martes, 31 de marzo de 2015

¿¡Qué pasa Chuo!?



Estimado Chuo, no te conozco personalmente pero como sucede con los hombres públicos como tú y que además, como tú, han sabido despertar profundas simpatías en muchísima gente, y me incluyo, te veo como si te conociera mejor que a muchas personas más cercanas. Eso me permite, como a la mayoría, llamarte "Chuo" en lugar de Jesús o "Sr. Torrealba"; también me facilita la acción de intentar comunicarme contigo de forma pública, porque de lo que quiero hablarte es de intereses colectivos del venezolano acogotado de estos días.

Creo que intentar esbozar un reconocimiento a tu inmensa labor como luchador social, para quedarme sólo con una de tus muchas facetas, sería un acto temerario porque aunque me documente lo más ampliamente posible lo más probable es que se queden muchos méritos en el tintero. Así que prefiero simplificarlo con una nota que exprese mi más profundo respeto y admiración a tu entrega y coraje porque el camino que has elegido no está pavimentado precisamente de rosas.

En septiembre de 2014, cuando asumes la secretaría de la Mesa de la Unidad Democrática, como muchísima gente, sentí un renacer de mi esperanza porque el desempeño de esa entidad cambiara para mejor, después de casi un año de estar en una especie de limbo y, como síntoma de ese cambio, poder volver a ver, oír, sentir, palpar, saborear un proceso de empatía con la gente y de esta con la MUD; no es que por "Jesús" te considere milagroso, ni que en ese momento ni ahora te endose la absoluta responsabilidad por el desempeño, bueno o malo de la mesa unitaria, sino que dada tu amplia y reconocida trayectoria como luchador social, cercano al sentir de los más necesitados, de los estratos populares que son la mayoría en nuestro país, podrías hacerle ver a los partidos allí reunidos la necesidad de una estrategia de oposición más consistente y consustanciada con el sentir de la gente, con el día a día del venezolano, con el abanico de errores de la clase gobernante, con una estrategia de, y en movimiento, que enrostre en su trágica magnitud la inercia del régimen ante los gravísimos problemas de todos los que vivimos y sentimos esta tierra; que haga digerir a cada venezolano, opositor o no, que hay un asunto de vital importancia que resolver y que ese asunto es el cambio del modelo de conducción del país, en lo político, económico y social, so pena de continuar, ineluctablemente, el camino hacia la ruina total de la nación y que, no por último menos importante, la Mesa de la Unidad Democrática es la representación viva de ese cambio, una entidad de lucha total en y por la primacía del Texto Constitucional como proyecto de país, confiable, motivadora y movilizadora de la sociedad en la exigencia de sus derechos diariamente vulnerados por quienes deben ser los garantes de estos. Reconozco como venezolano que ha vivido estos largos años de involución con los sentidos alerta que hay logros importantes que mostrar en el desempeño de la MUD desde su creación hasta las últimas elecciones presidenciales, llevando a la oposición desde la nada hasta ¿casi? ganar las elecciones de 2013; pero luego de esto parece haber caído en una especie de shock del cual aún no se repone y al que muchos lo califican como un mimetismo con el régimen y otros adjetivos que no voy a recrear aquí pero sé que conoces muy bien. 

Yo no aspiro a que la MUD sea la punta de lanza de una insurrección armada ni de ninguna otra acción que no esté en el marco democrático, de la Constitución, pero no puedo conformarme con que quienes pretenden representarme ante la jauría me traten de convencer de que no son lobos sino Poodles; que mucha calle no es buena porque alguien se puede poner bravo; que no importa que el CNE siga siendo el mismo que, según voceros opositores, hace lo que le da la gana; que no importa que cambien los circuitos electorales porque igual les ganamos por paliza; hasta llegar al exabrupto de manifestar rechazo a la resolución ejecutiva del gobierno de Estados Unidos en la cual declara a Venezuela como amenaza a la seguridad de este y decide sancionar a individualidades presuntamente incursas en violaciones a los DDHH de venezolanos, confiscando bienes y congelando cuentas bancarias ubicadas en esa nación, contentivas de dineros cuyo origen es dudoso, presuntamente producto de corrupción administrativa y hasta narcotráfico...¿por una cuestión de... "semántica", o de "entidades"? ¿no es Venezuela, es el "gobierno de Venezuela"..? El régimen que desgobierna a Venezuela es, para efectos de las relaciones internacionales, Venezuela; ¿a qué viene caerse a artilugios lingüisticos para no asumir la posición que todo venezolano decente, doliente de esta mancillada nación espera que asuman sus líderes? 

Me voy a permitir citar al periodista Luis García Mora en su excelente reflexión hecha en la columna Al límite // "Inmolarse inmolándonos", quién, en mi sentir y entender, interpreta de forma cabal, con respecto al caso de las sanciones, lo que mucha gente se pregunta acerca de la actuación general de la MUD como centro motriz de la oposición político-partidista:

"Porque, aclaremos algo: hay momentos en los cuales la construcción de una proposición política en los que no puedes dejar que te impongan una narrativa. Y menos en una situación tan caliente como la que enfrentamos en Venezuela."
"¿Por qué la oposición no termina de montarse sobre el potro salvaje y galoparlo con coraje, como se galopan las crisis? ¿Por qué no ponerse por encima del discurso gubernamental y pedirle a Estados Unidos que expliquen por qué han tomado estas decisiones y con base en qué se congelan las cuentas a esos siete señores?
¿Por qué no se informa y preguntan cómo es que estos señores tienen dinero en Estados Unidos (o donde sea) y les piden que enseñen al mundo esas cuentas? ¿ Y por qué no preguntarle a Washington cómo es que nos iguala con esos otros países a los cuales les han aplicado ese mismo procedimiento “legal normal”, como Siria o Birmania?
Hacer eso le impediría al Gobierno evadir y los obligaría a poner el acento en la corrupción y en esas fortunas no reportadas ni confesadas, hechas a la sombra del poder.
¿Y por qué no lo hacen entonces? ¿Complejos? ¿Miedo?"

Dinos Chuo, ¿qué opinas tú de estas inquietudes que cada día crecen más que las intenciones de votar de mucha gente? ¿por qué los arrepentidos del chavismo-madurismo no recalan en las estadísticas de la oposición sino que van a dar al rincón de los huérfanos? ¿por qué muchos opositores marcados a hierro se sienten parias sin representación? Y más allá me permito preguntarte: ¿qué va a pasar si las primarias, parciales, se constituyen en las Trompetas de Jericó de esa panacea llamada elecciones legislativas? ¿veremos un verdadero "golpe de timón" o seguiremos al garete y según como vaya viniendo vamos viendo?

Ya para terminar quiero citar al Profesor Antonio Sánchez García en su artículo "Primarias, secundarias o terciarias" en el cual retrata, de forma impecable, dos modelos, tendencias o formas de ver el momento político que vivimos, teniendo por un lado una especie de oposición basada en un desmesurado electoralismo, a pesar de la estofa probada y comprobada del régimen y en la misma acera pero separada por varias cuadras, una visión que integra factores ineludibles en el análisis de lo que vivimos y en las formas de oponerse, en consecuencia, sin que las elecciones estén excluidas y que en lo particular suscribo:

"Es una falacia de marca mayor pretender que quienes planteamos el desalojo como única forma de ponerle fin a esta pesadilla, pues consideramos con suficiente fundamento sociológico e histórico que una dictadura de este jaez no cede voluntariamente y de buen grado el poder que controla de manera dictatorial sino solo y únicamente empujada por la marea del rechazo popular –activo y actuante como un fulgor de masas–, rechazamos los procesos electorales y predicamos la abstención. Lo que no es ninguna falacia es reconocer que no hipostasiamos las elecciones y las tomamos en consideración como el único, exclusivo y excluyente medio e instrumento de acción política. Una cosa es rechazar el electoralismo, y otra muy distinta rechazar las elecciones."
Creo que a la sazón de esta vorágine, estimado Chuo, hay demasiadas preguntas sin respuesta, demasiado optimismo en un futuro que no se avizora, demasiadas posibilidades de que un régimen sin escrúpulos, aún con un 80% de rechazo, siga burlándose de un país entero mientras esperamos que "implosione", "se agote", "que bajen los cerros" o "que San Juan agache el dedo"; y me temo, Chuo, que terminemos acostumbrándonos a ese "status quo". 

Con mis mejores deseos y peticiones al Creador porque guíe tus pensamientos y decisiones,

José Bianco
Un ciudadano de a pie.

@nomecallolaboca



domingo, 29 de marzo de 2015

¡Conquístame!


Hace dos días, como respuesta a un tweet alrededor de los comentarios del trágico y complejo accidente aéreo de Germanwings y el inevitable, recurrente tema de esa otra tragedia, continuada, que es la conducción de los destinos de Venezuela por parte de Maduro y su "equipo", escribí lo que pueden ver en la imagen siguiente de Twitter: 

Hoy les quiero dejar un extraordinario artículo del periodista y estratega en comunicación e imagen Luis García Mora, con su tácito permiso, en el que, al menos yo, veo representadas mis ideas acerca de lo que estamos viviendo los venezolanos, de forma tan lapidaria, que no puedo desestimar la oportunidad de compartirlo en este sitio. Sobre todo porque tampoco puedo entender la posición del estamento político opositor en esa especie de "no tomar decisiones, es también tomar una decisión". 

No soy "anti MUD", no soy "anti política", votaré cuantas veces haya que hacerlo; pero si mi voto va a elegir algo, que por lo menos me convenzan de que lo que están haciendo es lo mejor, con propuestas y argumentos, con razonamientos que ganen mi confianza y no con silencios constructores de incertidumbre, dudas y desconfianzas. Esto es como el proceso de cortejo entre humanos, si uno quiere llegarle a una mujer u hombre que le gusta, el argumento no puede quedarse en que "yo soy mejor porque los demás son malos", hay que demostrar ese aserto y ponerle cariño, dedicación, sentido de la oportunidad, constancia y sobre todo, humildad. La cosa no es ¡ven y dame un beso!...¡conquístame!

Creo, sí, que la MUD coopera con el régimen; más no como un acuerdo para apuntalarlo en el poder, no como un acto consciente, sino que por miedo, por carencias que le impiden medir lo trascendental de asumir una posición de coraje, que no de violencia, ni fuera de la Constitución; por el contrario, muy a tono con nuestra Carta Magna. 



Y cito a García Mora, en este artículo:
"Porque, aclaremos algo: hay momentos en los cuales la construcción de una proposición política en los que no puedes dejar que te impongan una narrativa. Y menos en una situación tan caliente como la que enfrentamos en Venezuela."

Al límite // Inmolarse inmolándonos; por Luis García Mora



¿Cuántas veces, al comparar involuntariamente las despiadadas imágenes del duro acontecer, los periodistas profesionales experimentamos esa sensación de pérdida de equilibrio, de caída interior, de vértigo, cuando nos enteramos de un dramático episodio como el del vuelo GWI9525 de Germanwings?
Y, cuando ya estábamos completamente descolocados, nos enteramos de los gritos de los 150 pasajeros que se oyeron a bordo, en el momento antes de morir y se informa que el siniestro fue provocado por el copiloto, Andreas Lubitz, con un historial depresivo, quien decidió estrellar el avión.
Inmolarse inmolando.
Una locura, sí. Pero ocurre.
Como en nuestro país donde, guardando las distancias de la obligatoria profundidad que separa a las dos tragedias y desde nuestro humilde punto de vista, alguien al control de nuestro vuelo vital, junto a más de 30 millones de compatriotas, se acerca a su inmolación inmolándonos.
¿Suicidio?
No. Los suicidas se acaban ellos solos. Es una faena absolutamente personal, no colectiva.
*
Cuando las negociaciones entre el Gobierno colombiano y las FARC, en La Habana, alcanzaron su punto de no retorno, y mientras Cuba como Estados Unidos se preparan para hablar de Derechos Humanos el martes próximo en Washington, la contradicción venezolana desde el punto de vista socioeconómico o político sobrepasa cualquier nivel de racionalidad.
Cuando Nicolás Maduro y esta especie de guerrilla atrincherada en el poder le corta y le niega cualquier salida al país, secuestrándolo prácticamente, al costo que sea, incluso una crisis alimentaria y de supervivencia y seguridad, no queda más que mirarnos perplejos como en el vuelo GWI9512.
Porque para nada, ¡para nada!, el Presidente de la República ni su equipo han comenzado a compartir con la ciudadanía una mínima muestra de comprensión y de dolor sobre el agudo y violento problema de sobrevivencia cotidiana que nos amenaza.
Galopante. Fulminante. Violenta.
El tejido ciudadano casi ha desaparecido en el levantamiento de emergencia de una improvisada red de redes de mercado negro, de alimentos y de insumos, donde se quintuplican los precios al borde de lo delincuencial, en un cotidiano combate contra la nada, para permanecer, para continuar, para persistir.
Y el Gobierno hace oídos sordos a lo que pasa.
Agitándose e intentando agitarnos con espantapájaros, monigotes y espantajos de feria para ignaros, analfabetos e iletrados, traídos de otras galaxias o desde su fantasía, ante un país que, como el fatídico vuelo, se precipita sin nadie que lo conduzca.
O, peor aún, quien lo conduce lo lleva voluntariamente hacia el aniquilamiento y la ruina, sin importarle lo que éramos.
Lo que fuimos.
Tomados prisioneros por unas mentes descarriladas que no tienen más pertrechos que (completamente fuera de sincronismo) convocar recurrentemente al Apocalipsis.
Y lo que espanta es el nivel de desconexión con la totalidad del país, con el otro.
A veces da la impresión de que en Venezuela, en lugar de con un Gobierno electo democráticamente, se estuviese tratando de negociar con un grupo que ha capturado un Estado y se encuentra atrincherado en el Palacio de Gobierno con todos sus rehenes, sus prisioneros, sus víctimas.
¿Cómo las FARC? ¿Como Cuba? ¿En la Cumbre de las Américas, en Panamá? ¿Al igual que en las negociaciones de las FARC, en La Habana, con el gobierno de Colombia? ¿O las de Cuba, con nada más y nada menos que el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica?
Pero, ¿qué puede negociar Nicolás Maduro con Obama?
¿Qué quiere, más allá de la retórica?
¿Qué espera?
¿Que le cambie a los siete enjuiciados por Leopoldo López o por Antonio Ledezma o por los alcaldes y estudiantes prisioneros en sus manos por protestar, como si fueran los disidentes cubanos presos de La Cabaña?
En este sentido, las sanciones de Obama a los siete funcionarios de alto rango del gobierno de Maduro, acusados de violar los derechos humanos, envueltas en la declaración de Venezuela como “una amenaza inusual y extraordinaria” a la seguridad de los Estados Unidos, aunque para ellos se trate de un lenguaje jurídico estándar requerido por su jurisprudencia para dictar sanciones financieras, no le han servido a la oposición venezolana para (pragmáticamente) ponerle al Gobierno los puntos sobre las íes y levantar una polémica.
Porque, aclaremos algo: hay momentos en los cuales la construcción de una proposición política en los que no puedes dejar que te impongan una narrativa. Y menos en una situación tan caliente como la que enfrentamos en Venezuela.
A esta oposición le pasa lo mismo que a aquella otra, con lo de “La Cuarta República” y “La Quinta República”, que las compraron sin discutir. Es como con lo de DAKA, cuando quedaron privados. Ahora, con lo de Obama, cuando el Gobierno les habla de una conspiración internacional, lo copian.
¿Y eso por qué?
¿Por qué la oposición no termina de montarse sobre el potro salvaje y galoparlo con coraje, como se galopan las crisis? ¿Por qué no ponerse por encima del discurso gubernamental y pedirle a Estados Unidos que expliquen por qué han tomado estas decisiones y con base en qué se congelan las cuentas a esos siete señores?
¿Por qué no se informa y preguntan cómo es que estos señores tienen dinero en Estados Unidos (o donde sea) y les piden que enseñen al mundo esas cuentas? ¿ Y por qué no preguntarle a Washington cómo es que nos iguala con esos otros países a los cuales les han aplicado ese mismo procedimiento “legal normal”, como Siria o Birmania?
Hacer eso le impediría al Gobierno evadir y los obligaría a poner el acento en la corrupción y en esas fortunas no reportadas ni confesadas, hechas a la sombra del poder.
¿Y por qué no lo hacen entonces? ¿Complejos? ¿Miedo?
¿Calculan en la oposición que esta decisión les puede permitir, más allá de lo urgente de esas preguntas, el apoyo de ese 20% o 30% chavista que sigue apoyando lo que sucede en Miraflores?
¿Por qué no se piden explicaciones sobre los siete de la lista y se le pregunta a los gringos qué piensan hacer con esos activos congelados? ¿Nos lo devuelven? ¿Se los quedan?
Tal como es el comentario internacional, “Obama debería haber anunciado las nuevas medidas simultáneamente con la revelación de los datos sobre los miles de millones de dólares escondidos en bancos extranjeros por funcionarios venezolanos de alto rango”. ¿Pero acaso guarda toda esta documentación para desarmar a Nicolás Maduro en la Cumbre? ¿O la utiliza como su munición para negociar?
Estamos en las proximidades de unas elecciones parlamentarias, en un país vapuleado por una crisis inmisericorde. Aquí, como dice Henrique Capriles Radonski, las cosas han cambiado en la calle irreversiblemente. Se ha producido un cambio político cualitativo y cuantitativo brutal.
¿Qué hará Maduro con todos nosotros los venezolanos si, de repente, se abren en un futuro inmediato todas esas espitas? ¿Y ante una derrota clara en las parlamentarias?
¿Seguirá el gobierno encerrado en la cabina del piloto, con más de 30 millones de pasajeros tocándole desesperados la puerta para que abra, con la delirante voluntad política de estrellar a Venezuela?
¿Seguirá inmolándose inmolándonos?

miércoles, 25 de marzo de 2015

Miénteme más / ¿Primarias, secundarias o terciarias?


Estimados amigos, hoy quiero dejarles, lado a lado, dos artículos, puntos de vista de dos analistas venezolanos que parecen la respuesta del uno al otro sobre el desempeño de la oposición política y sus respuestas ante la crisis continuada que vive nuestro país; puntos de vista respetables pero encontrados en un aspecto que, para mi, es medular en la construcción de eso que llaman "Unidad": la gente, la opinión pública, los votantes que son los que materializan las victorias electorales...y las grandes presiones de calle. No hay tal unidad, por más unidos que parezcan o digan estar los partidos políticos de oposición dentro de la figura MUD, si esa unidad no es "percibida, olfateada y saboreada" por la gente, por los votantes potenciales a favor de los candidatos de dicha propuesta. 

Día a día el régimen sigue su inexorable descenso al descrédito total en el juicio de tirios y troyanos, pero la oposición no parece, según diversas encuestas, capitalizar el descontento; ¿por qué sucede esto?

Yo tengo mi opinión, como es natural; pero no la voy a expresar porque más allá de eso lo que pretendo es que Ud. exprese la suya sobre estas dos posturas.



Miénteme más


CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ |  EL UNIVERSAL
domingo 22 de marzo de 2015  12:00 AM

Según información del ex presidente Samper en funciones de vocero part time del CNE, la elección será en septiembre de este año, aunque luego Lucena irritada corrigió. Sigue la estridencia estéril y contraproducente. El radicalismo semi ilustrado de capas medias creó mitos, ideas cosificadas, queloides de pensamientos que impiden comprender la realidad y promueven abstención y diversos errores. Pontifican sobre política aunque su desconocimiento del tema sea escandaloso. Opositrolles y laboratorios pueblan las redes de divagaciones de cerebro de gallina (seudónimos y ladridos) y odios sicóticos, escasos en los sectores populares de mayor sentido común. Veamos algunos.


1. La primariomanía o "el consenso no es democrático". Falso. Hablan de dedazo aunque el consenso es de cuarenta organizaciones, capaces de sacrificar sus intereses para darle lugar a 16 pequeños grupos que de otro modo jamás podrían llegar a la Asamblea, porque en las primarias se impone la capacidad de movilización de los aparatos. Dedazo cuando los jefes de los secretarios generales de los principales partidos, Luis Emilio Rondón de Un Nuevo Tiempo y Tomás Guanipa de Primero Justicia aún no tienen ubicación, mientras Henry Ramos va por un circuito. Quienes hablan de primarias en todas partes apenas tuvieron gente para inscribirse en 5 circunscripciones de las 39 que se habilitaron. Pero los falsos "primariómanos" tienen la oportunidad de renunciar a sus candidaturas decididas en el acuerdo para demostrar su convicción ¿Qué sentido tiene ir a una elección por pedido de quienes no tienen fuerza ni para inscribirse, como ocurre en Anzoátegui? Hacer primarias cuesta mucho dinero como cualquier otra gran movilización y resulta insólito que algunos que carecen de apoyo pretendan que otros las paguen. Varios personajes de loro en el hombro y pata de palo se lanzarán por su cuenta con el fin explícito de que el gobierno debilite y pueda derrotar los candidatos de la Unidad.



2. En 16 años la dirección opositora va de derrota en derrota. Falso. Entre 1999 y 2005, con partidos liquidados, la conducción de la oposición pasó a aficionados sin experiencia ni partido, "gerentes" y personas de diversos oficios, a los que llamaron sociedad civil. Eso llevó a auto-ensartes que destruyeron la fuerza defensiva de las instituciones democráticas y minó la capacidad de respuesta frente al autoritarismo. Cada una de esas geniales operaciones fue una rebanada a la disidencia. Pero la joya de la corona fue el retiro de las candidaturas en 2005. Con la postulación de Manuel Rosales en 2006 arranca otra historia que hizo renacer la esperanza hasta 49.3 % del voto popular con Capriles en 2013 contra el poder total del Estado. 



3. Van a elecciones para buscar puestos. Falso. La alternativa se construye con acumulación de fuerzas, un poder dual en las instituciones, como estudiaron grandes clásicos del pensamiento. Concejalías, diputaciones regionales, alcaldías, gobernaciones, diputados nacionales y presencia en todas las esferas posibles, es lo que permite quebrar una hegemonía aunque no lo asegura. Lo demás es infantilismo y antipolítica. Como dice Safransky, "la libertad no es una garantía sino una oportunidad". Las torpezas y los torpes se empeñan en liquidar la oportunidad.



4. El diálogo es traición. Falso. Contra la enseñanza del galáctico, el diálogo es la forma civilizada de hacer política y mientras más bárbaro sea el poder revolucionario, que en esencia es el uso de la fuerza, más claro debe quedar urbi et orbis que quienes buscan sustituirlo son su negación. No se trata de ser tan déspotas como los déspotas. Conversar es la voluntad de ahorrar vidas y sangre. Los norteamericanos negociaron dos veces con el comunismo vietnamita, primero Johnson y luego Nixon, y no porque se tuvieran cariño, sino para poner fin al conflicto. Casi todas las guerras terminan en diálogo o en el exterminio. En Colombia la democracia se acordó con la guerrilla del M-16 en 1990 y ahora desarrolla el proceso con las FARC. Los partidos chilenos negociaron con Pinochet y sus generales para convocar el referéndum y luego para la transición, y lo mismo los nicaragüenses con los sandinistas. Bolívar dialogó con Morillo y los líderes de los nacientes EE UU con los ingleses para terminar la Guerra de Independencia. Ahora Obama lo hace con Cuba.



5. ¡Salida Ya-Transición! Falso. Esas vacías consignas solo han dejado cárcel, luto y descrédito. Ninguna de las dos cosas está planteada y corresponde más bien al deseo de sustituir la incapacidad para construir alternativas por vaciedades de minorías que tienen poco que perder y matan el tiempo en diferenciarse, para llamar la atención que de otra manera no logran, mientras las fuerzas mayores están obligadas a la responsabilidad sin delirios. La "salida ya" chantajeaba conque la Unidad "quería esperar las elecciones" y hoy quienes decían esto esperan pacientemente su diputación. 



6. Dictadura no sale con votos. Falso. Esta afirmación, contra toda evidencia, desconoce que la inmensa mayoría de las dictaduras se derrumba ante procesos electorales. Perú. Ecuador, Bolivia, Argentina, Chile, Brasil, Uruguay, México, Rusia, Nicaragua, Hungría, Polonia y cantidades de otras, comunistas y no comunistas, lo evidencian. 

@CarlosRaulHer

¿Primarias, secundarias o terciarias? por Antonio Sánchez García


Esas son las razones por las cuales considero que las primarias, con todos sus riesgos, posibles errores y desbarajustes, son el único método legítimo para que cada región, ciudad, circuito elija a quien le parezca. Prefiero el error del pueblo que la aviesa voluntad del secretario general. A quien nadie escogió y que ya me obligó a pagar una Asamblea mediocre, que fue incapaz de alzarse contra la dictadura. ¿O usted cree que yo me siento representado por esa camarilla que corrió a dialogar con los asesinos mientras nuestros hijos se desangraban en las calles de Venezuela?
Entendámonos: lo urgente es el desalojo. Ponerle un fin de una buena vez, definitivamente y para siempre a esta pesadilla con la que es material, práctica, ontológicamente imposible convivir. Lo afirmó en su momento la pensadora judía Hannah Arendt al señalar que el totalitarismo es totalitario, precisamente, porque excluye cualquier convivencia con todo lo que le sea distinto, diferente, contradictorio. Y el régimen que enfrentamos, disfrácese cuanto quiera de democracia castrista –un oxímoron–, es una dictadura real que aspira en su esencia a totalizarse. Y que si no lo ha logrado del todo no se ha debido a su falta de ganas ni a sus ímpetus y empujes: ha sido porque, tras dieciséis años de fraudes, imposiciones, arbitrariedades y persecuciones, aún sobreviven generaciones enteras dispuestas a dar sus vidas antes que arrodillarse frente a los bufones que detentan el poder. Por cierto: por orden e imposición de la tiranía cubana, verdadera detentora del poder en la Venezuela castromadurista. Y el ominoso e inmoral respaldo de las democracias izquierdistas de la región.
El grave problema reside en la profunda diferencia que separa a los dos grandes sectores de la oposición democrática: el que percibe esa clara distinción –enfrentar una dictadura con pujos totalitarios y saber que el imperativo histórico reside en su desalojo– y el que se niega a percibirla como tal y quisiera, posiblemente de la mejor buena fe y con el sano propósito de ahorrarse daños y perjuicios, que se fuera desgastando, hundida en las contradicciones que se le suponen, hasta hacer mutis motu proprio.
Es una falacia de marca mayor pretender que quienes planteamos el desalojo como única forma de ponerle fin a esta pesadilla, pues consideramos con suficiente fundamento sociológico e histórico que una dictadura de este jaez no cede voluntariamente y de buen grado el poder que controla de manera dictatorial sino solo y únicamente empujada por la marea del rechazo popular –activo y actuante como un fulgor de masas–, rechazamos los procesos electorales y predicamos la abstención. Lo que no es ninguna falacia es reconocer que no hipostasiamos las elecciones y las tomamos en consideración como el único, exclusivo y excluyente medio e instrumento de acción política. Una cosa es rechazar el electoralismo, y otra muy distinta rechazar las elecciones.
Y he allí el meollo de la aparentemente insalvable diferencia entre ellos y nosotros. Ellos se conforman con votar. Nosotros no nos conformamos con votar. Ellos detienen su accionar en el acto electoral mismo. Nosotros lo vinculamos a un proceso ininterrumpido de acumulación de fuerzas que va mucho más allá de los resultados inmediatos, falsos o verdaderos de dichas elecciones controladas por la dictadura, planteándonos el desalojo definitivo de esta dictadura. Ellos, como el hecho político por antonomasia. Nosotros, como un momento del acto político por excelencia: el despertar de las mayorías y su emancipación por la vía de la asunción directa, por propia mano de los cambios que la historia nos reclama. Ellos llegan hasta los colegios de votación. Nosotros no nos detendremos hasta desalojar del poder a la camarilla cívico-militar que lo usurpa y ha puesto a la patria al servicio de los invasores cubanos.
Esa diferencia esencial, sustantiva, existencial y ontológica predetermina las actitudes con que ellos y nosotros enfrentamos este proceso y asumimos sus primeras etapas. Para nosotros no se trata de llevar a “nuestros” militantes y servidores a ocupar un foro de discusiones intrascendentes, para acomodar la impresión de que esta no es una dictadura. Sin otro objetivo que el partido. Por el partido y para el partido. Sobre todo para la única verdad del partido: su secretario general, su dirección política, sus comité central y todo el aparataje que lo define. A nosotros, el partido nos trae sin cuidado. Llámese AD, Primero Justicia o Un Nuevo Tiempo. A nosotros nos interesa la DEMOCRACIA, forma de convivencia de una sociedad emancipada que recibe el nombre genérico de PATRIA. Que se sustenta en el pueblo, en la nacionalidad, en los ciudadanos. Los partidos son una ecuación de segundo, no de primer grado. De primer grado: solo el  pueblo, el constituyente. Aquel en quien reside el poder cuando han sido desalojados quienes lo usurpan por la fuerza de las armas.
De allí que, puestos en la encrucijada de usar ese campo de acción –para nosotros un campo de batalla, no un escenario para montar un espectáculo viral en que cada cual agarra lo que le consiente el dueño del circo– consideremos útil, esencial y de primera importancia usarlo para activar el sentimiento opositor, liberador, emancipador de las masas. Para agitar nuestras bases de respaldo. Para poner en acción el sentimiento libertario que subyace al venezolano y que hoy se expresa en una mayoría contestaria que rechaza la dictadura y se opondrá con alma, corazón y vida a arrodillarse ante los Castro y el gobernante que les obedece.
Puestos en esa tesitura, obviamente el protagonismo debe recaer en el pueblo, en las masas, en la ciudadanía. No en unos funcionarios que creen que la democracia es asunto particular suyo. ¿Quién fue el Dios todopoderoso que les dio la gerencia de sus organizaciones políticas, quién los apernó en sus tronos imperiales? ¿Por qué habremos de votar por sus elegidos y no por quienes representen auténticamente el sentir popular?
Salir y liberarnos para siempre del caudillaje –de lado y lado–, ese es el imperativo categórico. Esas son las razones por las cuales considero que las primarias, con todos sus riesgos, posibles errores y desbarajustes, son el método menos arbitrario y más legítimo para que cada región, cada circuito, cada ciudad elija a quien le parezca el mejor de sus representantes. Prefiero el error del pueblo que la aviesa voluntad del secretario general. Que ya me hizo pagar una Asamblea mediocre, que fue incapaz de alzarse contra la dictadura. ¿O usted cree que yo me siento representado por esa camarilla que corrió a dialogar con los asesinos mientras nuestros hijos se desangraban en las calles de Venezuela?

 @sangarccs

El Nacional


You Can Help...