Mundo en conflicto.
19 de octubre de 2023.
Escucho "Feels Good" de Chuck Mangione mientras reflexiono acerca de la delicada situación de conflicto en el Medio Oriente, una vez más. ¿Y si esta fuera la última vez? No puedo evitar conmoverme por la ironía, la profunda contradicción entre la pieza musical y el tema de mis preocupaciones. No, Chuck, esto no se siente bien. Creo que esta vez el mundo puede enfrentar el mayor dolor desde Adán y Eva.
En unos minutos, recorro la historia de la humanidad en dos bloques: el tecnológico-científico-humanista y el emocional-espiritual-religioso. Sin entrar en detalles específicos, como un todo, veo cómo hemos avanzado mucho en el primer bloque y muy poco en el segundo. De ahí surge la chispa irracional que amenaza con enviarnos de vuelta a la época de las cavernas.
Las pasiones religiosas, los odios raciales, la xenofobia, las luchas ideológicas, los apartheids, las ambiciones territoriales y el ansia desmedida de poder político y económico son la contraparte, el ancla, el lastre de una civilización que aún no ha comprendido que somos uno, que vivimos en la misma casa. El mensaje de aquel peregrino que llamaba al amor entre los seres humanos y que entregó su vida por ello no era un consejo, sino una advertencia.
Hemos fallado estrepitosamente en acortar distancias, en intentar parecernos más los unos a los otros. Tanto el Occidente como el Oriente nos hemos dedicado más a resaltar diferencias que a buscar coincidencias, y lo único que hemos logrado es profundizar la brecha, pretendiendo superioridades morales, culturales y religiosas.
Por otra parte, los ideólogos marxistas-leninistas y la izquierda mercenaria del mundo, en su ambición de poder, han sabido aprovechar el potencial explosivo y manipulable de estas profundas diferencias para su proselitismo y para fracturar al mundo libre con migraciones desde Oriente que no generan mestizaje ni intercambio cultural, sino simplemente la imposición de costumbres y creencias que se contraponen al estilo de vida de las sociedades occidentales.
Es evidente que no podemos continuar por este camino. Necesitamos una nueva forma de abordar los conflictos y diferencias entre las naciones y culturas. Necesitamos una visión de unidad y cooperación en lugar de división y antagonismo.
La educación y el diálogo son fundamentales para lograr esto. Debemos enseñar a las generaciones futuras sobre la importancia de la diversidad, el respeto mutuo y la comprensión. Debemos alejarnos de la mentalidad de "nosotros vs. ellos" y trabajar juntos para encontrar soluciones pacíficas y justas.
También es crucial un liderazgo moral y político responsable que esté dispuesto a hacer sacrificios por el bien común. Los líderes del mundo deben dejar de lado sus agendas personales y trabajar en conjunto para abordar los problemas globales, como el cambio climático, la pobreza y los conflictos.
En resumen, el mundo está en un momento crítico en el que debemos reconsiderar nuestra manera de relacionarnos como seres humanos. No podemos permitir que nuestras diferencias nos dividan y nos lleven a una destrucción desastrosa. Debemos buscar la unidad en la diversidad y encontrar soluciones pacíficas y justas para los problemas que enfrentamos. Solo entonces podremos decir que realmente hemos aprendido de nuestros errores y hemos construido un mundo mejor para las generaciones futuras.
José G. Bianco
Venezuela
