miércoles, 25 de marzo de 2015

Miénteme más / ¿Primarias, secundarias o terciarias?


Estimados amigos, hoy quiero dejarles, lado a lado, dos artículos, puntos de vista de dos analistas venezolanos que parecen la respuesta del uno al otro sobre el desempeño de la oposición política y sus respuestas ante la crisis continuada que vive nuestro país; puntos de vista respetables pero encontrados en un aspecto que, para mi, es medular en la construcción de eso que llaman "Unidad": la gente, la opinión pública, los votantes que son los que materializan las victorias electorales...y las grandes presiones de calle. No hay tal unidad, por más unidos que parezcan o digan estar los partidos políticos de oposición dentro de la figura MUD, si esa unidad no es "percibida, olfateada y saboreada" por la gente, por los votantes potenciales a favor de los candidatos de dicha propuesta. 

Día a día el régimen sigue su inexorable descenso al descrédito total en el juicio de tirios y troyanos, pero la oposición no parece, según diversas encuestas, capitalizar el descontento; ¿por qué sucede esto?

Yo tengo mi opinión, como es natural; pero no la voy a expresar porque más allá de eso lo que pretendo es que Ud. exprese la suya sobre estas dos posturas.



Miénteme más


CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ |  EL UNIVERSAL
domingo 22 de marzo de 2015  12:00 AM

Según información del ex presidente Samper en funciones de vocero part time del CNE, la elección será en septiembre de este año, aunque luego Lucena irritada corrigió. Sigue la estridencia estéril y contraproducente. El radicalismo semi ilustrado de capas medias creó mitos, ideas cosificadas, queloides de pensamientos que impiden comprender la realidad y promueven abstención y diversos errores. Pontifican sobre política aunque su desconocimiento del tema sea escandaloso. Opositrolles y laboratorios pueblan las redes de divagaciones de cerebro de gallina (seudónimos y ladridos) y odios sicóticos, escasos en los sectores populares de mayor sentido común. Veamos algunos.


1. La primariomanía o "el consenso no es democrático". Falso. Hablan de dedazo aunque el consenso es de cuarenta organizaciones, capaces de sacrificar sus intereses para darle lugar a 16 pequeños grupos que de otro modo jamás podrían llegar a la Asamblea, porque en las primarias se impone la capacidad de movilización de los aparatos. Dedazo cuando los jefes de los secretarios generales de los principales partidos, Luis Emilio Rondón de Un Nuevo Tiempo y Tomás Guanipa de Primero Justicia aún no tienen ubicación, mientras Henry Ramos va por un circuito. Quienes hablan de primarias en todas partes apenas tuvieron gente para inscribirse en 5 circunscripciones de las 39 que se habilitaron. Pero los falsos "primariómanos" tienen la oportunidad de renunciar a sus candidaturas decididas en el acuerdo para demostrar su convicción ¿Qué sentido tiene ir a una elección por pedido de quienes no tienen fuerza ni para inscribirse, como ocurre en Anzoátegui? Hacer primarias cuesta mucho dinero como cualquier otra gran movilización y resulta insólito que algunos que carecen de apoyo pretendan que otros las paguen. Varios personajes de loro en el hombro y pata de palo se lanzarán por su cuenta con el fin explícito de que el gobierno debilite y pueda derrotar los candidatos de la Unidad.



2. En 16 años la dirección opositora va de derrota en derrota. Falso. Entre 1999 y 2005, con partidos liquidados, la conducción de la oposición pasó a aficionados sin experiencia ni partido, "gerentes" y personas de diversos oficios, a los que llamaron sociedad civil. Eso llevó a auto-ensartes que destruyeron la fuerza defensiva de las instituciones democráticas y minó la capacidad de respuesta frente al autoritarismo. Cada una de esas geniales operaciones fue una rebanada a la disidencia. Pero la joya de la corona fue el retiro de las candidaturas en 2005. Con la postulación de Manuel Rosales en 2006 arranca otra historia que hizo renacer la esperanza hasta 49.3 % del voto popular con Capriles en 2013 contra el poder total del Estado. 



3. Van a elecciones para buscar puestos. Falso. La alternativa se construye con acumulación de fuerzas, un poder dual en las instituciones, como estudiaron grandes clásicos del pensamiento. Concejalías, diputaciones regionales, alcaldías, gobernaciones, diputados nacionales y presencia en todas las esferas posibles, es lo que permite quebrar una hegemonía aunque no lo asegura. Lo demás es infantilismo y antipolítica. Como dice Safransky, "la libertad no es una garantía sino una oportunidad". Las torpezas y los torpes se empeñan en liquidar la oportunidad.



4. El diálogo es traición. Falso. Contra la enseñanza del galáctico, el diálogo es la forma civilizada de hacer política y mientras más bárbaro sea el poder revolucionario, que en esencia es el uso de la fuerza, más claro debe quedar urbi et orbis que quienes buscan sustituirlo son su negación. No se trata de ser tan déspotas como los déspotas. Conversar es la voluntad de ahorrar vidas y sangre. Los norteamericanos negociaron dos veces con el comunismo vietnamita, primero Johnson y luego Nixon, y no porque se tuvieran cariño, sino para poner fin al conflicto. Casi todas las guerras terminan en diálogo o en el exterminio. En Colombia la democracia se acordó con la guerrilla del M-16 en 1990 y ahora desarrolla el proceso con las FARC. Los partidos chilenos negociaron con Pinochet y sus generales para convocar el referéndum y luego para la transición, y lo mismo los nicaragüenses con los sandinistas. Bolívar dialogó con Morillo y los líderes de los nacientes EE UU con los ingleses para terminar la Guerra de Independencia. Ahora Obama lo hace con Cuba.



5. ¡Salida Ya-Transición! Falso. Esas vacías consignas solo han dejado cárcel, luto y descrédito. Ninguna de las dos cosas está planteada y corresponde más bien al deseo de sustituir la incapacidad para construir alternativas por vaciedades de minorías que tienen poco que perder y matan el tiempo en diferenciarse, para llamar la atención que de otra manera no logran, mientras las fuerzas mayores están obligadas a la responsabilidad sin delirios. La "salida ya" chantajeaba conque la Unidad "quería esperar las elecciones" y hoy quienes decían esto esperan pacientemente su diputación. 



6. Dictadura no sale con votos. Falso. Esta afirmación, contra toda evidencia, desconoce que la inmensa mayoría de las dictaduras se derrumba ante procesos electorales. Perú. Ecuador, Bolivia, Argentina, Chile, Brasil, Uruguay, México, Rusia, Nicaragua, Hungría, Polonia y cantidades de otras, comunistas y no comunistas, lo evidencian. 

@CarlosRaulHer

¿Primarias, secundarias o terciarias? por Antonio Sánchez García


Esas son las razones por las cuales considero que las primarias, con todos sus riesgos, posibles errores y desbarajustes, son el único método legítimo para que cada región, ciudad, circuito elija a quien le parezca. Prefiero el error del pueblo que la aviesa voluntad del secretario general. A quien nadie escogió y que ya me obligó a pagar una Asamblea mediocre, que fue incapaz de alzarse contra la dictadura. ¿O usted cree que yo me siento representado por esa camarilla que corrió a dialogar con los asesinos mientras nuestros hijos se desangraban en las calles de Venezuela?
Entendámonos: lo urgente es el desalojo. Ponerle un fin de una buena vez, definitivamente y para siempre a esta pesadilla con la que es material, práctica, ontológicamente imposible convivir. Lo afirmó en su momento la pensadora judía Hannah Arendt al señalar que el totalitarismo es totalitario, precisamente, porque excluye cualquier convivencia con todo lo que le sea distinto, diferente, contradictorio. Y el régimen que enfrentamos, disfrácese cuanto quiera de democracia castrista –un oxímoron–, es una dictadura real que aspira en su esencia a totalizarse. Y que si no lo ha logrado del todo no se ha debido a su falta de ganas ni a sus ímpetus y empujes: ha sido porque, tras dieciséis años de fraudes, imposiciones, arbitrariedades y persecuciones, aún sobreviven generaciones enteras dispuestas a dar sus vidas antes que arrodillarse frente a los bufones que detentan el poder. Por cierto: por orden e imposición de la tiranía cubana, verdadera detentora del poder en la Venezuela castromadurista. Y el ominoso e inmoral respaldo de las democracias izquierdistas de la región.
El grave problema reside en la profunda diferencia que separa a los dos grandes sectores de la oposición democrática: el que percibe esa clara distinción –enfrentar una dictadura con pujos totalitarios y saber que el imperativo histórico reside en su desalojo– y el que se niega a percibirla como tal y quisiera, posiblemente de la mejor buena fe y con el sano propósito de ahorrarse daños y perjuicios, que se fuera desgastando, hundida en las contradicciones que se le suponen, hasta hacer mutis motu proprio.
Es una falacia de marca mayor pretender que quienes planteamos el desalojo como única forma de ponerle fin a esta pesadilla, pues consideramos con suficiente fundamento sociológico e histórico que una dictadura de este jaez no cede voluntariamente y de buen grado el poder que controla de manera dictatorial sino solo y únicamente empujada por la marea del rechazo popular –activo y actuante como un fulgor de masas–, rechazamos los procesos electorales y predicamos la abstención. Lo que no es ninguna falacia es reconocer que no hipostasiamos las elecciones y las tomamos en consideración como el único, exclusivo y excluyente medio e instrumento de acción política. Una cosa es rechazar el electoralismo, y otra muy distinta rechazar las elecciones.
Y he allí el meollo de la aparentemente insalvable diferencia entre ellos y nosotros. Ellos se conforman con votar. Nosotros no nos conformamos con votar. Ellos detienen su accionar en el acto electoral mismo. Nosotros lo vinculamos a un proceso ininterrumpido de acumulación de fuerzas que va mucho más allá de los resultados inmediatos, falsos o verdaderos de dichas elecciones controladas por la dictadura, planteándonos el desalojo definitivo de esta dictadura. Ellos, como el hecho político por antonomasia. Nosotros, como un momento del acto político por excelencia: el despertar de las mayorías y su emancipación por la vía de la asunción directa, por propia mano de los cambios que la historia nos reclama. Ellos llegan hasta los colegios de votación. Nosotros no nos detendremos hasta desalojar del poder a la camarilla cívico-militar que lo usurpa y ha puesto a la patria al servicio de los invasores cubanos.
Esa diferencia esencial, sustantiva, existencial y ontológica predetermina las actitudes con que ellos y nosotros enfrentamos este proceso y asumimos sus primeras etapas. Para nosotros no se trata de llevar a “nuestros” militantes y servidores a ocupar un foro de discusiones intrascendentes, para acomodar la impresión de que esta no es una dictadura. Sin otro objetivo que el partido. Por el partido y para el partido. Sobre todo para la única verdad del partido: su secretario general, su dirección política, sus comité central y todo el aparataje que lo define. A nosotros, el partido nos trae sin cuidado. Llámese AD, Primero Justicia o Un Nuevo Tiempo. A nosotros nos interesa la DEMOCRACIA, forma de convivencia de una sociedad emancipada que recibe el nombre genérico de PATRIA. Que se sustenta en el pueblo, en la nacionalidad, en los ciudadanos. Los partidos son una ecuación de segundo, no de primer grado. De primer grado: solo el  pueblo, el constituyente. Aquel en quien reside el poder cuando han sido desalojados quienes lo usurpan por la fuerza de las armas.
De allí que, puestos en la encrucijada de usar ese campo de acción –para nosotros un campo de batalla, no un escenario para montar un espectáculo viral en que cada cual agarra lo que le consiente el dueño del circo– consideremos útil, esencial y de primera importancia usarlo para activar el sentimiento opositor, liberador, emancipador de las masas. Para agitar nuestras bases de respaldo. Para poner en acción el sentimiento libertario que subyace al venezolano y que hoy se expresa en una mayoría contestaria que rechaza la dictadura y se opondrá con alma, corazón y vida a arrodillarse ante los Castro y el gobernante que les obedece.
Puestos en esa tesitura, obviamente el protagonismo debe recaer en el pueblo, en las masas, en la ciudadanía. No en unos funcionarios que creen que la democracia es asunto particular suyo. ¿Quién fue el Dios todopoderoso que les dio la gerencia de sus organizaciones políticas, quién los apernó en sus tronos imperiales? ¿Por qué habremos de votar por sus elegidos y no por quienes representen auténticamente el sentir popular?
Salir y liberarnos para siempre del caudillaje –de lado y lado–, ese es el imperativo categórico. Esas son las razones por las cuales considero que las primarias, con todos sus riesgos, posibles errores y desbarajustes, son el método menos arbitrario y más legítimo para que cada región, cada circuito, cada ciudad elija a quien le parezca el mejor de sus representantes. Prefiero el error del pueblo que la aviesa voluntad del secretario general. Que ya me hizo pagar una Asamblea mediocre, que fue incapaz de alzarse contra la dictadura. ¿O usted cree que yo me siento representado por esa camarilla que corrió a dialogar con los asesinos mientras nuestros hijos se desangraban en las calles de Venezuela?

 @sangarccs

El Nacional


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