viernes, 13 de marzo de 2015

Como decíamos ayer...

"A mí, el famoso 'decíamos ayer' con el que Fray Luis de León retomó sus clases en la Universidad de Salamanca tras su encarcelamiento por la Inquisición, remedado luego por Unamuno cuando regresó a las aulas después de su 'descanso' dictado y forzoso, siempre me recordó a otro sabio: a Miguel Forte (Bilbao, 1917), un maestro que vivió en Granada durante tres décadas largas y que, al hombro de la democracia, regresó a la docencia con esa misma frase. El 'como decíamos ayer' de Miguel Forte cerraba, amén de las noches en prisión que aguantaron sus riñones, cuarenta años de inhabilitación propiciada por el régimen franquista al ejercer como docente en la II República y defender su causa. Desde entonces, Miguel Forte ha sabido enfrentarse al mundo con la sabiduría del hombre bueno, construyendo su vida sobre dos valores que nos debieran definir como personas libres y engrandecernos: uno, la defensa a ultranza de su memoria histórica; y dos, el vivir sin rencor. Dignidad, toda."

Tomado de: http://www.ideal.es/granada/20071003/opinion/como-deciamos-ayer-silueta-20071003.html

He querido recomenzar con este blog, después de mucho tiempo inactivo, apelando a la tan conocida frase de Fray Luis de Leon, que usualmente atribuimos a Miguel de Unamuno, y me encontré con la reseña que cito al inicio, de José Rienda, como parte de un artículo muy hermoso que exalta valores y virtudes, poesía y dignidad, convicciones y resistencia. Y cuando pensaba bautizar este reinicio con una buena dosis de catarsis, luego de la turbulencia en pleno desarrollo por las sanciones del gobierno de Norteamérica a funcionarios públicos y militares por estar incursos en violación a derechos humanos y corrupción -según el gobierno del Sr. Obama y muchas malas y buenas lenguas- la lectura de estas letras que apuntan hacia cosas tan nobles, como el reconocimiento del otro, de la virtud ajena, de la dignidad y del arte como representación de los niveles más altos de sensibilidad humana, en medio de tanta degradación como vivimos en Venezuela, no pudo menos que causarme nostalgias y añoranzas.

Este sitio nació hace unos años, al calor de este largo sofocón que trajo a Venezuela la conversión de la política en aire, obligándonos a tenerla presente en cada respiración y evolucionó como un espacio de reproducción de noticias y artículos mayoritariamente orientados a plantear oposición y crítica dura al gobierno. Generalmente, los artículos eran reproducciones de trabajos de analistas y articulistas o de noticias de diferentes medios de comunicación de Venezuela e internacionales; pocos eran de mi autoría. Confieso que considero el escribir, con sentido y profundidad, una de las cosas más laboriosas de este mundo y siempre, aunque me gusta, he preferido leer. Sin embargo, vengo con ganas de emprender alguna aventura y la de escribir, ¡vaya que es un reto!

Es por ello que, a partir de ahora, siguiendo el carácter opositor de la línea editorial de este blog, los artículos aquí publicados serán, cortos o largos, malos o buenos, de mi exclusiva autoría, sin que ello excluya la posibilidad de insertar comentarios, ideas, enlaces, referencias, de otros artículos, medios o escritores.

Soy opositor desde mi temprana adultez y lo he sido, porque considero una obligación serlo, porque plantear oposición es ayudar a develar el camino que conduce a los consensos, a la democracia perfectible, a la libertad de estar en la otra orilla, al enriquecimiento de las ideas. Lo que varía es el grado de oposición que se ejerce a uno u otro gobierno, a una u otra conducta, medida, política o desempeño. No hay forma de que gobierno alguno pueda contar con el apoyo y aprobación de todos en todo y eso está bien porque somos, todos, diferentes, manejamos percepciones y profundidades diferentes, sobre temas comunes; y mucho menos aquellos gobiernos devenidos en regímenes que cruzan la línea de los acuerdos tácitos y de los constitucionalmente explícitos de la convivencia política y social, como el que hoy lacera los destinos de 30 millones de venezolanos.

Escribir críticamente en la Venezuela de hoy sabemos que constituye un riesgo de persecución, no hacerlo es un acto de complicidad con el lado equivocado de la historia.

Bienvenidos todos los que se animen a compartir mi aventura, a dejarme un poco de su tiempo y de su crítica, que agradeceré en tanto sincera y respetuosa.

José Bianco

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