martes, 3 de junio de 2008

¿Síndrome de Tourette..?

Publicado: Lun May 26, 2008 9:11 am
Título del mensaje: Gustavo CORONEL: Chávez: entre la coprolalia y el 'taburete
Noticiero Digital
Chávez: entre la coprolalia y el 'taburete'
La prensa latinoamericana está llena de noticias esta semana sobre las disculpas de Hugo Chávez: Se disculpa ante el Rey de España; le tiende la mano a Uribe y le pide perdón por las ofensas; Le besa la mano a la canciller Alemana y le pide que, por favor, lo invite a Alemania; le pide disculpas a Bachelet; abraza a Alan García; le extiende una rama de olivo a Calderón en México. Después de haberlos insultado a todos, esto parece un asunto de locos. Y si fuera, realmente, un asunto de locos? Chávez pudiera estar padeciendo de coprolalia, desorden mental que consiste en pasar abruptamente de un lenguaje normal, moderado, a proferir una sarta de insultos, cada uno más vulgar y violento que el anterior. En un momento puede estar discurriendo apaciblemente sobre Colombia y, en el minuto siguiente, estallar en improperios contra Uribe, contra Colombia, a favor de los terroristas, todo ello aderezado con vulgaridades totalmente inaceptables en boca de un jefe de estado. Cuando el ataque de coprolalia pasa, Chávez trata de remendar el capote y llama a Uribe por teléfono para pedirle perdón, o si se lo encuentra en una reunión internacional, como la reciente Cumbre en Brasilia, se le va encima, acompañado de una de sus hijas, y le jura que lo quiere y lo respeta. Es ya evidente que Hugo Chávez sufre de una seria aflicción mental. Como geólogo no puedo diagnosticarlo, por supuesto, pero estoy entrenado para la observación. Veo a Chávez, sus tics faciales, sus movimientos espásticos y sus súbitas explosiones de lenguaje cloacal. Observo sus movimientos auto mutilantes (ese golpearse incesantemente la palma de la mano derecha con el puño izquierdo), su 'homobarrético' aumento de peso, su progresivo embotamiento mental, su pronunciado déficit de atención mientras no sea él quien habla y, entonces, entro a Internet. Allí voy buscando todas esas señales y lo que leo, como respuesta, es la descripción de un desequilibrio mental llamado 'Síndrome de Tourette', algo que Pedro Carreño definiría como el 'problema del taburete'. Internet no dice, por supuesto, que Chávez es víctima de esta enfermedad. Eso lo deduzco yo. Este síndrome de Tourette, añade Internet, puede desembocar en esquizofrenia. Generalmente requiere de tratamiento continuo con drogas llamadas neuroléptidos, las cuales, sin embargo, pudiesen producir efectos secundarios: depresión, diarreas físicas y mentales, sopor, estupor y, en casos raros y extremos, manos pegajosas o hasta una hiper-libidinosis paroxística de naturaleza psico-testicular o, más sencillamente, un dolor de bolas. Si esto es realmente lo que le sucede al comandante, es necesario preguntarnos si ello no lo incapacita para manejar los asuntos de la nación venezolana. Porque lo que habíamos definido durante todos estos años como su ineptitud, histrionismo barato, acomplejamiento, vulgaridad, patanería, insensibilidad e intolerancia pudiera ser, realmente, un simple caso de síndrome de Tourette. Si este fuere el caso, es preciso preguntarnos si lo podemos mantener en la conducción de los asuntos de la nación. Tener a un presidente con problemas de taburete, como diría Carreño, sería como entregarle a un piloto de aviación totalmente borracho los controles de un jumbo jet repleto de pasajeros o poner a Diosdado Cabello a cantar 'Nesum Dorma', es decir, sería un acto de suprema irresponsabilidad. Quienes serían los culpables de tal monstruosidad? Bueno, para comenzar, sus médicos de cabecera, aquellos psicólogos y psiquiatras que conocen el pájaro por su piar, tales como Edmundo Chirinos, Jorge Rodríguez y Pedro Carreño (quien no es psiquiatra, pero durmió anoche en un Holiday Inn). Luego, sus allegados: los ministros, los amigos, sus parejas sexuales, los familiares y su corte de aduladores encabezada por José Vicente Rangel. Luego, los dirigentes de las instituciones del estado: el tribunal supremo de justicia, la fuerza armada, la asamblea nacional. Y eventualmente, nosotros todos, el pueblo de Venezuela, la gran víctima pasiva, ya casi cómplice, de esta situación. Somos 27 millones y hemos estado viviendo bajo la bota de un incapacitado mental por diez años. Esto se cuenta y no se cree, aunque la evidencia está allí. La podemos ver en los niños de la calle durmiendo en las aceras, en la basura no recogida, en el manejo dispendioso de 600.000 millones de dólares, en la corrupción sin freno de los allegados civiles y militares y en el control que han asumido los cubanos sobre casi todas las ramas del poder público. Venezolanos: tomemos nota. Lo que los cubanos no pudieron lograr por la fuerza en Machurucuto, a pesar de las diligencias entreguistas de William Izarra, lo obtuvieron sin disparar un solo tiro, gracias a la presencia de un enfermo mental en la presidencia del país. Y apenas hace dos días el tipo dijo que iba pa'el 2021, mientras Manuel y Leopoldo se pelean.

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