
"¿Qué es lo que me espera, perder a mis hijos porque soy de barrio?"
El hijo de María fue una de las 40 muertes violentas registradas en Caracas MARÍA ISOLIETT IGLESIAS - EL UNIVERSAL http://www.eluniversal.com/2008/06/09/sucgc_art_que-es-lo-que-me-e_890807.shtml
Aferrada al suéter ensangrentado de su hijo, llegó la mujer a la morgue de Bello Monte. Cuando se sentó en uno de los muros a esperar a que llegara el cadáver de su muchacho, se lo quitó del hombro y comenzó a olerlo, desesperada. Se lo respiraba profundo como si así intentara devolverlo a la vida. "Mi bebé sólo tenía 12 años... estaba empezando a vivir. Cómo me lo mataron así. Hoy entiendo a las madres que todos los fines de semana pierden a sus hijos de esta forma", repetía, con la voz entrecortada por los sollozos, María de Lourdes Padrino. Su hijo de 12 años, fue de los 40 que desde el viernes perdieron la vida en Caracas de forma violenta. Después, ya de nuevo en la realidad, María de Lourdes tomó el suéter de color gris y lo levantó para que todos los vieran. "Esto fue lo que le hicieron a mi hijo. Recibió un tiro en la cabeza... así me lo arrebataron". Su hijo, Héctor Alejandro, quedó atrapado en línea de fuego en La Vega, justo en la curva que comunica al sector La Jota con Los Mangos, frente a un módulo de la Policía Metropolitana, que está cerrado desde hace varios años. Eran las 11:30 de la noche. Según le contó Geraldíne (la hermana mayor de Héctor Alejandro) a su mamá, los responsables fueron unos maleantes que intentaron asaltar al jeepsero que conducía la buseta que los trasladaba de un sector a otro. Pero el conductor se negó y para dejar a los maleantes atrás, arrancó el carro. Los hampones cobraron la "desobediencia" disparando contra el jeep. Dos balas alcanzaron a Héctor Alejandro y otra a su hermano menor, Giovanni. Uno de los proyectiles que alcanzó al muchacho de 12 años encontró blanco en la cabeza y otro en la cara. A Giovanni le rozó otra bala en el estómago. Héctor fue llevado hasta el Hospital Miguel Pérez Carreño, pero llegó muerto. "Yo llegué al hospital pero estaba muerto ya. Geraldine estaba muy nerviosa. Lo único que me decía era que el jeep estaba lleno de niños y que los maleantes dispararon porque el conductor se negó a entregarle el dinero... decía que los ladrones no eran de la zona", recordó María de Lourdes. Héctor estudiaba sexto grado en el colegio José Vinicio Adames en La Vega. Pasaría a séptimo grado y por eso, el chico estaba muy entusiasmado, recordó entre lamentos su madre. Quiso acompañar a su hermana Geraldine, un poco antes de las 11:30 de la noche, le pidió permiso a su mamá para ir hasta la casa de una amiga a buscar unos libros para completar un trabajo que debía entregar en la universidad. "Héctor Alejandro le pidió que lo llevara. Le dijo 'hermanita, llévame, por favor'. Geraldine no quería hasta, que la convenció. Giovani también se antojó y como era rápido, ella se llevó a sus dos hermanitos", dijo en medio del desconsuelo. De regreso, Geraldine venía con sus dos hermanitos y con los de su amiga, todos se quedarían en casa de María de Lourdes. Cada llamada que recibía María de Lourdes la descontrolaba y la dejaba mucho más abatida. En medio de gemidos que la dejaban sin aliento, a todos les repetía que le habían arrebatado a su muchacho y que nadie se lo devolvería. "No tengo nada que pedirle a las autoridades porque en este país no hay justicia. Lo único que me gustaría es yo matarlos como me mataron a mi hijo... Porque en este país los muertos de fin de semana no valen nada... ¿Qué es lo que me espera, que porque vivo en un rancho me maten ahora a los dos que me quedan?". Aseguró estar muerta por dentro, con el corazón y el alma heridos. Hasta pasadas las 10 de la mañana, María de Lourdes esperaba a que el cuerpo de su niño llegara a la morgue, mientras se aferraba al suéter ensangrentado de su hijo. "Yo lo que quiero es que me lo entreguen... yo quiero a mi bebé conmigo, no en esa sala fría".