lunes, 7 de abril de 2008

Premio Nóbel.

La academia sueca ha decidido, a instancias de ciertos personajes fronterizos, crear y otorgar de un solo guamazo y sin anestesia, el premio Nóbel a la “Creatividad y Planificación Maquiavélica” al gobierno de la hermanastra República de Colombia, y lo de hermanastra obedece a las muestras de falso cariño que se le han venido prodigando, mientras a la calladita se le administraban pequeñas, pero mortales, dosis de estricnina. Y todo debido a la capacidad que los postulantes le atribuyen al mencionado equipo gubernamental de orquestar tan brillantemente esa divinamente retorcida historia, según ellos, en la que bombazos mediante matan a unos muchachos que, cansados después de una larga jornada de rezos, cánticos y meditación, dormían profunda y confiadamente y en cuyo campamento de boy scout encontraron unas computadoras, que no eran de ellos sino que un infiltrado había colocado horas antes, cargadas con informaciones aberrantes de lo que sería el resto de la creativa historia, que aún está en pleno desarrollo. Fue de esta forma como, teniendo la información desde hacía meses, no capturaron al ruso traficante internacional de armas hasta después de tener la coartada de las computadoras, lo mismo que la caleta de dólares de los boy scout en Costa rica y lo de los kilitos de uranio empobrecido que aparentemente iban a comercializar para obras benéficas a un precio que ronda los 2.5 millones de billetes verdes cada uno (¿empobrecido?), y,¡ pare su mercé de contar, que me mareo!
Según las malas lenguas, la idea incluye adelantar la premiación para tan pronto como sea posible, antes de que lo más grueso del maquiavélico plan sea certificado por sus cómplices de las policías internacionales y además del Nóbel haya que darles quince premios Oscar, ocho Grammy y el “Rattatouille de Oro”, ¡por lo complicado y picante del guiso!

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