lunes, 21 de abril de 2008

Plaza Andrés Bello, ¡Cuánto descaro!

Si mal no recuerdo, para el año 2003-2004, cuando me mudé a la Av. Andrés Bello de Caracas, la plaza del mismo nombre, monumento que hace honor a tan ilustre venezolano, estaba en proceso de reparación; reparación de marca mayor a juzgar por el tiempo que esto ocupó, dado que fue el año pasado cuando se reabrió para lo que debería ser el ornato, disfrute y esparcimiento de los vecinos de la zona. Lamentablemente, la inseguridad de sus adyacencias no deja mucho espacio para que esta función se cumpla a cabalidad. Pero no es ese el motivo de estas líneas, que quiero sean de la más airada protesta y de llamado urgente a todo aquel que sienta, aunque sea un poco de amor por este país, sin aguajes patrioteros, pero con la convicción de que si no actuamos como ciudadanos, condueños del patrimonio de la nación, revertir esta cultura de la destrucción, el despilfarro y el latrocinio será cada vez más difícil. Hoy pasé caminando cerca de la plaza, hacía días que no pasaba a pié por allí, y cuál fue mi sorpresa e indignación al ver que, ¡¡¡otra vez han levantado el piso y se aprestan a otro proceso de reparación!!! como suele suceder con las calles y avenidas, que más que eso parecen ubres de una vaca que en vez de leche da billetes a todos los que con esto tienen que ver. Sé que la corrupción es un flagelo de difícil manejo, pero la inacción que se observa por estos aciagos días es de tal calibre que el descaro pasó de rara excepción a norma generalizada.
José Bianco
C.I.: 5.554.274

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