
Hermanos Latino americanos y del mundo, me considero una persona con ideas de izquierda en tanto y cuanto estas apunten hacia un mundo más justo, con un mayor nivel de igualdad en el acceso a las oportunidades, con estados y gobiernos fuertemente orientados a la atención de las necesidades y formación de sus ciudadanos. Un mundo donde el hambre y la miseria sean un mal recuerdo y cada ser humano pueda dedicarse, en lugar de esa diaria lucha por la supervivencia, a crecer, a relacionarse con el universo de una forma armónica, libre, alegre. Sé que el camino es largo y tortuoso, por mil razones y media, pero no hay opciones diferentes a seguir buscando respuestas, fórmulas, consensos, para disminuir la abismal brecha entre los extremos de riqueza y pobreza que asolan a la humanidad toda. Soy humanista de corazón y creo que ciertamente el camino que la mayoría de nuestros países han recorrido a lo largo de cada una de sus historias está plagado de errores que, lejos de reducir los problemas los ha metido bajo la alfombra, con honrosas y contadas excepciones, sólo para ver poco más tarde como estos se reproducen como la verdolaga. Los bajos niveles de escolaridad de nuestra gente y la ignorancia resultante ha sido y es el caldo de cultivo perfecto para la proliferación de mesías y prestidigitadores, populistas y demagogos que usan calculada y malévola mente los resentimientos acumulados por décadas para ganarse el favor en las urnas electorales y más triste y definitivamente criminal, para azuzar a hermanos contra hermanos, para hacer florecer odios y enfrentamientos que al dividir a nuestros pueblos les facilita el control y la permanencia en el poder. Son los mismos "ciudadanos" quienes le hacen el juego a esta clase de bichos insensibles que tras la retórica revolucionaria y supuestamente reivindicadora no hacen más que destrozar las posibilidades de futuro, sobre todo de quienes más en ellos han creído. En mi patria, Venezuela, se enseñorea con desparpajo sin límites uno de esos ejemplares, que tras el verbo justiciero es la injusticia misma, que tras la crítica a todo lo que se hizo antes de su "predestinada" asunción al poder, es la personificación de la ineficiencia, y evidencias sobran de cómo los niveles de desempeño del país en todos los ámbitos producen escalofríos por la pobreza de los mismos, por el abuso imperante, por la corrupción y el nepotismo, por el descaro con el que se agrede a la inteligencia; todo soportado en el maná petrolero. Pero no bastando con fregar a sus coterraneos, el proyecto de este individuo es de alcance continental y no hay lugar en el cual no haya o esté metiendo la mano, prevalido de una chequera que usa indiscriminadamente, para torcer los destinos y hacerlos coincidir con sus arrebatos de grandeza, ¡que tan grandes le quedan!.
Tras todo lo anterior y dada su conexión quiero hablar de Bolivia. Y quiero, antes que nada, rogarles a todos los hermanos de Bolivia que me disculpen si mis líneas pueden molestar a alguien. La actual tragedia de ese querido país es tener de presidente de la República a una especie de mandadero de Chávez. ¿A quién se le ocurre que se puede hacer cosas de tan alto calibre como modificar una constitución de espaldas a la sociedad y salir sin un rasguño..? Los referendos autonómicos van a llevarse a cabo a menos que el gobierno aplique la única solución que los radicales conocen cuando no se satisface su magna voluntad: La violencia; entonces el Sr. Morales habrá consumado su propio fin como mandatario y castrado una vez más las esperanzas de los que no tienen más que eso, esperanzas.
Es por ello que el título de estas líneas es una interrogante que hurga en mis incertidumbres y ruega por una convocatoria que nos saque de la apatía, que nos urja de reflexiones, pero sobre todo que nos preñe de coraje y amor por nuestros hijos, para parirles un destino a la altura de los seres humanos que, debiendo ser, aun no somos. La verdadera revolución Latino americana está aun por comenzar y no puede ser otra, a mi saber y entender, que la revolución de las ideas y de las acciones asociadas para sacar a nuestra gente del hambre, la miseria, la tristeza. Sólo creando riqueza se puede redistribuir algo.
José Bianco