Hoy es uno de esos días en los que provoca dejar la página en blanco, irse a dormir temprano y no marcar el calendario, como si no hubiera pasado este tiempo; este tiempo monótono, insustancial, lleno de nada. El carrusel sube, baja, vuelve a subir, vuelve a bajar. Y se puede, milimetricamente, calcular cuál será el próximo movimiento, sin sorpresas, sin jaleo vivificante, casi sin esperanza de que haya un cambio sustancial, un cambio en la esencia de esta humanidad, como decía la canción: de "este mundo absurdo, que no sabe a dónde va..."
No me interesan, al menos hoy, las disquisiciones sociológicas, antropológicas, políticas, semánticas u organopónicas, sólo quiero una respuesta llena de justicia, plena de verdad, coherente con el deber ser de la libertad, la fraternidad, la igualdad: ¿Por qué los Mugabe, los Chávez, los Lukashenko, los Kirchner, los Ortega, los Bush, los Ahmadineyad, los Castro, los Morales, los Correa..?, que comienzan hablando precisamente de la igualdad y la justicia para terminar negándolas miserablemente. ¿Cuándo terminará este largo y aburrido cuento de aprovechadores que existen gracias a quienes "se dejan"..?
Mañana será otro día. Ojalá y no sea exactamente "otro día", en el sentido de un día más; qué bueno sería que mañana fuera el comienzo del fin de la apatía, de la falta de solidaridad, de la indignidad, de la falta de carácter, de la ingenuidad, de la flojera de espíritu, de la comodidad cómplice. ¡Ojalá!
José Bianco
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