
El 5 de julio de 1811 se declara la independencia de Venezuela.
"Hasta ese 5 de julio la máxima e indiscutible autoridad, por mandato Divino, era el rey de España, a quien debíamos obediencia, lealtad y respeto. A partir de ese momento el Rey se convirtió en símbolo del despotismo, la arbitrariedad y el abuso. España dejaba de ser el origen de la civilización y se transformaba en la responsable única de nuestra ignorancia, atraso y miserias."
Simón Bolívar dedicó su vida a combatir y a vencer sobre la despótica dominación, en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, influenciando además la lucha libertaria en otras naciones.
Hoy, 5 de julio de 2008, la lucha continúa...El despotismo amenaza de nuevo. Pero esta vez, triste y lamentablemente, no es foraneo; no son las ansias imperiales las que están a punto de dar al traste con la libertad que tanta sangre y miserias nos han costado. Ahora, la batalla de todos los días es por el respeto a la constitución, a los derechos humanos, a la sagrada libertad de pensar diferente, al sagrado derecho de poder elegir lo que queremos, dentro del marco de las leyes y de las normas de convivencia pacífica, racional, armónica.
El próximo 23 de noviembre los venezolanos tendremos una gran oportunidad de reeditar el 5 de julio de 1811. Las elecciones de gobernadores y alcaldes deben ser, por el bien de todos, el punto de inflexión de esta locura, mal llamada revolución. El rescate del poder regional y municipal, así como el del poder legislativo, más adelante, serán el freno, dentro del juego democrático, a las pretensiones hegemónicas de Hugo Chávez. Así sea...
José Bianco.
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